Claves para gestionar la ruptura familiar con menores desde la pediatría: "No son los culpables de la separación"

El pediatra Raimon Pelac, ofrece pautas para proteger la salud emocional de los menores ante una ruptura familiar

Separación en la familia
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Así reaccionan los menores cuando hay una separación matrimonial en la familia

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

3 min lectura

La separación de una pareja con hijos nunca es un proceso fácil. Sin embargo, su impacto puede ser especialmente delicado en la infancia y adolescencia. Así lo ha explicado Raimón Pelac, de la Asociación Navarra de Pediatría, en una entrevista donde ha compartido recomendaciones esenciales para acompañar a los menores cuando sus padres deciden separarse.

La reacción de los niños nunca es buena”, afirma Pelac. “Salvo que hayan vivido situaciones de violencia —ya sea física, verbal o psicológica— lo habitual es que sufran y experimenten emociones difíciles”. A partir de ahí, la forma en que lo viven varía según la edad, el contexto y la comunicación que reciban de sus progenitores. “No son culpables, hay que decírselo”

Una de las claves fundamentales, según Pelac, es repetirles a los hijos que no son culpables de la separación. “Muchos niños piensan que han hecho algo mal, que su comportamiento ha provocado el conflicto”, explica. “Por eso es tan importante recalcar que sus padres siguen queriéndolos y que son ellos —los adultos— los que no han sabido entenderse”.

Además, recomienda no utilizar a los hijos como moneda de cambio ni involucrarlos en conflictos o reproches entre adultos. “¿Qué te ha dicho mamá? ¿Qué te ha dicho papá? Eso no les ayuda. Necesitan espacio, respeto y una comunicación abierta, pero adaptada a su madurez emocional”, subraya. 

Nuevas parejas, hermanos y rutinas: cómo abordar los cambios  

Otro aspecto que suele generar confusión en los menores es la aparición de nuevas parejas o hermanos por parte de los padres, lo que para algunos niños puede vivirse como una invasión. “De repente les dicen: ‘mira, ahora tienes nuevos hermanos’, y ellos piensan: ‘¿por qué tengo que compartir mis cosas o mi tiempo con ellos?’”, comenta Pelac. Por eso insiste en hablar con claridad y normalizar la expresión emocional, sin forzar respuestas.

También advierte sobre un error frecuente: intentar compensar con regalos o caprichos. “No se trata de colmarles de cosas materiales, sino de estar presentes, explicarles lo que pasa y escuchar cómo se sienten”.

¿Y si los padres siguen viviendo juntos tras separarse?  

En algunos casos, por motivos económicos o logísticos, las parejas separadas deciden seguir conviviendo bajo el mismo techo. Una solución que puede ser viable a corto plazo, pero con matices. “Si no hay discusiones y se establecen normas claras, puede funcionar. Pero si se vive desde el engaño o el distanciamiento emocional, los niños lo perciben igualmente”, advierte Pelac.

Los niños lo notan todo”, afirma con rotundidad. “Aunque no se les diga nada, captan el lenguaje no verbal, las miradas, los silencios. A veces hasta antes de que los propios padres lo reconozcan”. 

La importancia de explicar la realidad  

Pelac concluye con un mensaje claro: la honestidad adaptada es la mejor herramienta. “No se trata de cargarles con problemas, sino de hacerles partícipes del esfuerzo por mantener la estabilidad y el respeto. Si ven que se les explica la verdad de forma tranquila y amorosa, responden mucho mejor”.

Desde la Asociación Navarra de Pediatría, se anima a los progenitores a priorizar el bienestar emocional de sus hijos, buscar apoyo profesional si es necesario y recordar que una separación bien gestionada puede ser una oportunidad para construir nuevos vínculos más sanos y positivos.

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