INMIGRACIÓN
Descubre cuáles son las principales barreras de dos rumanos y un portugués para integrarse en Navarra
Conocemos la experiencia de Antonio Da Silva, Cristina Iova y Eduardo Patriceanu, que llevan más de 15 años en la Comunidad foral
Pamplona - Publicado el
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Cristina Iova, de 39 años, llegó con 22 años a Navarra, hace ya 17, por tanto. Nació en Rumanía, donde cursó estudios universitarios. Pero a los 22 años decidió salir rumbo a Francia para labrarse un futuro profesional. Ni siquiera llegó a Francia, se quedó en Navarra, donde encontró una oportunidad gracias a una amiga. Hoy, lleva ya una década trabajando en una empresa de exportación de cajas de cambio automáticas, realizando labores de administrativa. “Era muy joven, quería probar un poco el extranjero. Realmente quería llegar a Francia, pero me salió una oportunidad de una amiga que me invitó a vivir una temporada aquí... y con la ayuda de mis padres, me vine”.
No llegó a Francia, pero enseguida hizo buenas amistades aquí en Navarra y se sintió muy cómoda en esta tierra, donde ya ha echado raíces. Aunque venía con estudios universitarios desde Rumanía, lo cierto es que aquí tuvo que seguir formándose por problemas con las convalidaciones. “No me podían convalidar en esa época las los estudios y empecé a estudiar aquí también. Me puse a trabajar al principio de camarera, para poco después empezar a trabajar en una autoescuela y terminar, desde hace 10 años, en una empresa de exportación de cajas de cambio automáticas y kits”.
Cristina Iova cuenta que no le resultó nada complicado adaptarse a Navarra. Se ha sentido “bienvenida en todos los sitios”. Eso sí, lo más complicado le resultó la excesiva burocracia con la que se encontró. “Fue más difícil el tema de papeleos, de recibir la primera tarjeta de extranjería. Después, el tema de la nacionalidad española, que me costó más de doce años en poder sacarla”.
Eduardo Patriceanu, 17 años en Navarra
Eduardo Patriceanu, que llegó a Pamplona también hace 17 años y también desde Rumanía. Él dejó atrás a su novia, allí en su país de origen. Para Eduardo, los comienzos también fueron duros. Principalmente por la barrera del idioma y, por consiguiente, la dificultad para encontrar trabajo. “Recuerdo los comienzos como duros, complicados, al no saber el idioma. No tenía papeles y fue duro, porque no encontrabas trabajo, y había que buscarse la vida y trabajar para ganar el pan”.
Eso sí, relata que en cuanto comenzó a hablar el idioma, comenzó a encontrar trabajo y se le abrieron las oportunidades. Enseguida trajo a su novia, la que es ahora su mujer y la madre de su hijo. Al principio, además de ser complicados por el idioma, a Eduardo también le costó integrarse. La gente le resultaba algo cerrada. “Ya soy un navarro más, pero la gente es un poco más seria, fría... Aunque luego, los tienes de por vida, son gente muy honrada y muy humilde. Pero al principio cuesta un poco por la confianza, al no conocerte”.
Antonio da Silva llegó en los Sanfermines de 2005
Por otro lado, Antonio da Silva llegó unos sanfermines de 2005. Le gustó la tierra y se vino con su familia. Comenzó viviendo en Aibar y a trabajar como transportista. Actualmente, sigue trabajando conduciendo autobuses en Autocares Fonseca. Él tuvo una buena acogida. En Aibar, la gente era muy acogedora y, en poco tiempo, conocimos amigos. La gente nos ayuda mucho”.
De hecho, aunque al principio duda, Anotnio da Silva recomendaría venir a emprender a Navarra.