El gran debate de la Inteligencia Artificial con los agentes inteligentes y los trabajadores fantasma: "Debemos concienciar"

Con la IA unos están consiguiendo "cosas maravillosas", los otros necesitan "tratamientos psicológicos impresionantes" afirman los expertos

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

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La Inteligencia Artificial sigue creciendo y alcanzando hitos. Sin embargo, los problemas con la IA siguen creciendo, como por ejemplo los legislativos, medio ambiente o de ética. El debate ya está encima de la mesa en estos ámbitos, pero ahora aparece un nuevo problema: los agentes inteligentes y los trabajadores fantasma. Los expertos en la materia ya lo están denunciando.

Con la IA surge el dilema entre los agentes inteligentes que están consiguiendo "cosas maravillosas", los trabajadores fantasma que necesitan "tratamientos psicológicos impresionantes". La opinión la explica en COPE Humberto Bustince, una eminencia en la materia y que es Catedrático de Computación de Inteligencia Artificial de la Universidad Pública de Navarra, profesor honorario de la Universidad de Nottingham y miembro de Jakiunde

Los agentes inteligentes, explica Humberto que "están consiguiendo cosas maravillosas, como que una gente inteligente te controle tu pantalla del ordenador y el ratón y te saca un informe diciéndole, búscame el informe sobre el cambio bioclimático que se hizo por la UNESCO en el año 2023 y te lo va haciendo todo y vas viendo cómo te hace todo y le dices a un resumen".

Humberto Bustince, una eminencia en la materia y que es Catedrático de Computación de Inteligencia Artificial de la Universidad Pública de Navarra,

"El problema de todo esto es que todo esto está siendo entrenado. Pongo el siguiente ejemplo. Vamos a reconocer caras en una fotografía. Luego ya pasaremos a reconocer una persona concreta. Para reconocer caras, siempre digo lo mismo. Un niño reconoce una cara de pequeño. Nosotros para que un sistema pueda reconocer una cara, necesitamos entrenarlo con millones y millones de fotografías. Quién te selecciona las caras con un cuadrado son lo que llamamos los trabajadores fantasmas. Son trabajadores que trabajan a destajo en sus casas, que muchas veces cobran, en el mejor de los casos, siete dólares la hora" dice Bustince. 

Para el experto, "esos trabajadores son mucho más sangrantes que lo que decimos de los niños que trabajan haciendo ropa en los barcos y demás. Es todavía mucho peor, porque es gente que está en sitios, en una formación concreta, que no tienen gran capacidad de poder adquisitivo, etcétera. Entonces, ni tienen horarios, ni tienen salarios laborales. Cobran siete dólares la hora. En el mejor de los casos, sin seguridad social, evidentemente, porque son autónomos, son lo que llamamos trabajadores fantasmas. Y hay que exigir que todo eso salga a la luz"

Para Humberto la solución pasa por "unos certificados de calidad, de trazabilidad y, sobre todo, explicar la energía que consume lo que se hace y dejar claro que esa herramienta ha sido realizada por trabajadores legales".

Qué es y cómo funciona un agente inteligente

Un agente inteligente es un sistema informático capaz de percibir su entorno, procesar información y actuar de manera autónoma para alcanzar objetivos concretos. Estos agentes pueden ser programas de software, robots físicos o incluso sistemas integrados en dispositivos cotidianos. Su principal característica es la capacidad de tomar decisiones basadas en los datos que reciben, adaptándose a los cambios del entorno y aprendiendo de la experiencia para mejorar su rendimiento con el tiempo.

El funcionamiento de un agente inteligente se basa en un ciclo continuo de percepción, procesamiento y acción. Primero, el agente recopila información del entorno a través de sensores o entradas de datos. Esta información se analiza utilizando algoritmos de inteligencia artificial, aprendizaje automático o reglas predefinidas, lo que permite al agente interpretar la situación y predecir posibles escenarios. A continuación, el agente selecciona y ejecuta la acción más adecuada para cumplir su objetivo, como responder a una consulta, moverse en un espacio físico o ajustar parámetros en un sistema.

La IA y las nuevas tecnologías

Existen diferentes tipos de agentes inteligentes, desde los más simples, que siguen instrucciones básicas, hasta los más avanzados, capaces de planificar estrategias complejas, interactuar con seres humanos y colaborar con otros agentes. Algunos ejemplos cotidianos incluyen los asistentes virtuales como Siri o Alexa, los robots aspiradores que optimizan sus rutas de limpieza, y los sistemas de recomendación en plataformas digitales.

En definitiva, los agentes inteligentes están transformando numerosos sectores gracias a su capacidad para automatizar tareas, optimizar procesos y ofrecer respuestas personalizadas. Su desarrollo avanza rápidamente, y se espera que en los próximos años tengan un papel aún más relevante en la vida diaria, facilitando la interacción entre personas y tecnología de manera más natural y eficiente.

qué es y qué hace un trabajador fantasma

Los trabajadores fantasma en inteligencia artificial son personas que, desde el anonimato y muchas veces en condiciones precarias, realizan tareas fundamentales para el funcionamiento y desarrollo de los sistemas de IA. Su labor incluye la anotación y clasificación de datos, la moderación de contenidos, la revisión de respuestas generadas por modelos como ChatGPT y, en ocasiones, incluso hacerse pasar por chatbots para simular conversaciones humanas. Sin este trabajo humano invisible, los algoritmos no podrían aprender, mejorar ni ofrecer los resultados que los usuarios esperan.

Imagen creada con IA tipo Ghibli de un beagle

Estas tareas suelen ser repetitivas y demandantes, como identificar imágenes, traducir textos, etiquetar sentimientos en comentarios o filtrar contenido sensible. Los trabajadores fantasma suelen acceder a encargos a través de plataformas digitales, compitiendo entre sí por microtareas que se pagan a centavos o a escasos dólares la hora. Muchas veces, las condiciones laborales son duras: jornadas largas, ausencia de derechos laborales y salarios muy bajos, especialmente en países en vías de desarrollo donde la necesidad económica empuja a miles de personas a este tipo de empleo.

A pesar de la importancia de su trabajo, estos empleados permanecen invisibles para el público y para las propias empresas tecnológicas, que externalizan y fragmentan las tareas para abaratar costes y evitar responsabilidades legales. Esta invisibilidad dificulta la organización colectiva y la defensa de sus derechos, perpetuando una situación de explotación laboral que contrasta con la imagen de innovación y progreso asociada a la inteligencia artificial.

El debate ético sobre la IA suele centrarse en los riesgos tecnológicos, pero rara vez pone el foco en la precariedad de quienes la hacen posible. Sin la intervención de estos trabajadores fantasma, los sistemas de IA no serían tan efectivos ni estarían tan presentes en la vida cotidiana. Por ello, expertos y organizaciones reclaman mayor transparencia, regulación y reconocimiento para estos millones de personas que, desde la sombra, sostienen el avance de la inteligencia artificial a nivel global.