¿Puede influir la presión atmosférica en la salud de las personas?: “Homeostasis, muy griega ella”

El físico Joaquín Sevilla explica en qué puede influir el cambio brusco de presiones

Fermín Astráin

Pamplona - Publicado el - Actualizado

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Joaquín Sevilla, director de la Cátedra Laboral Kutxa de Cultura Científica de la UPNA, en los micrófonos de Cope Navarra se hace la pregunta de si la presión atmosférica puede influir en la salud de las personas.

El físico indica que para una gran mayoría de las personas, estas presiones atmosféricas no influyen demasiado. “No para la mayor parte de las personas, en la mayor parte de las condiciones, porque estamos diseñados para esto”.

La presión atmosférica es el peso que ejerce sobre nosotros ese aire que hay encima de nosotros. “Hace una fuerza sobre cualquier parte de nuestro cuerpo que tiende a comprimirse”. Sin embargo, el ser humano tiene millones de años de evolución y se ha adaptado a estas situaciones. “Nuestro interior hace esa contrapresión que se vive en la superficie de la piel”.

Joquín Sevilla indica que el cuerpo se va adaptando a los distintos cambios de presión para tener homeostasis, que es el estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo necesarios para sobrevivir y funcionar de forma adecuada. “Homeostasis, una palabra muy griega ella”. El cuerpo tiene reacciones muy evidentes para gestionar las variaciones de presión, como por ejemplo el sudor.

En condiciones normales, el cuerpo gestiona sin dificultad, sin embargo, hay personas a las que sí le puede afectar el cambio de presiones. “La homeostasis puede tener límites y fallos”, que puede provocar que sí, que la presión atmosférica influya en la salud de las personas. Lo hace en quienes padecen ciertas condiciones médicas o se encuentran especialmente débiles.

Los cambios bruscos en la presión pueden afectar a personas con problemas cardiovasculares, ya que pueden alterar la presión arterial y la oxigenación en el cuerpo. Además, se ha observado que las variaciones en la presión atmosférica pueden desencadenar dolores de cabeza o migrañas en individuos sensibles, debido a la dilatación o contracción de los vasos sanguíneos en respuesta a estos cambios.

Por otro lado, las personas con enfermedades articulares, como la artritis, a menudo reportan un aumento del dolor cuando la presión atmosférica disminuye, ya que esto puede provocar una leve expansión en los tejidos inflamados. Asimismo, quienes sufren de problemas respiratorios, como el asma, pueden experimentar mayor dificultad para respirar en condiciones de baja presión, ya que la menor densidad del aire reduce la cantidad de oxígeno disponible.

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