La razón por la que está bien que los ciclistas profesionales tiren los bidones de agua

Los bidones de agua son elementos que no pueden faltar en una bicicleta a la hora de salir con ella. Todavía son más importantes en días de calor como los de este verano. En el ciclismo profesional los ciclistas llevan consigo bidones de agua personalizados con los colores del equipo. En competiciones como la Vuelta a España los equipos tienen preparadas decenas de cajas con cientos de bidones.

Hay que tener en cuenta que cada ciclista utiliza entre 15 y 20 bidones de agua por etapa.

¿Qué sucede con esos botes usados? Cuando el ciclista va en carrera y termina el agua que hay en el interior de un bidón, se deshace de él arrojándolo al suelo para poder coger nuevos. Esto está permitido hacerlo siempre que haya gente que pueda recogerlos o que se desechen en las zonas destinadas para los residuos. Aunque pueda parecer que estos deportistas tiran los bidones dónde quieren, esto no es así. Es por ello que es difícil ver que se produzcan acciones como esta en campos abiertos, sin público en las cunetas. Si se da este caso, los jueces de la carrera podrían hasta sancionar al ciclista que haya tirado el bote de agua vacío.

Pero, no solo se tiran los bidones cuando están vacíos. En un deporte como el ciclismo profesional, en el cual cada aspecto es relevante, el peso es uno de los factores más importantes y en el que más se trabaja. Los ciclistas antes de una subida importante se deshacen del mayor peso inservible posible. Por eso mismo, hay ciclistas que optan por tirar esos botellines llenos de agua y recoger nuevos bidones arriba del puerto de la mano de un auxiliar del equipo. De esta manera se logra subir con menos peso y hacer un esfuerzo menor que los demás. Este aspecto resulta sumamente relevante debido a que

la diferencia entre llevar un kilogramo menos de peso en pendientes cercanas al 8% de desnivel puede oscilar entre 4 y 5 segundos por kilómetro.

Los ciclistas profesionales pueden llegar a subir puertos de montaña de más de 10 kilómetros. Salvar esa diferencia de segundos por kilómetro supone un esfuerzo muy grande.