Iryna, refugiada ucraniana en Euskadi: "Me han salvado la vida y a mi hijo"

Huyó de Kiev junto al menor de diez meses para buscar refugio en Galdakao donde vive desde el estallido de la guerra

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Iryna, refugiada en Euskadi

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

"Me han salvado la vida y a mi hijo", es la frase con la que Iryna definie su nueva etapa en Euskadi. Una mujer ucraniana que con tan sólo 31 años huyó de Kiev con su bebé de diez meses para buscar refugio en Galdakao. Actualmente, vive junto a su hijo en la casa de un manitrimonio vasco, que durante su niñez la acogió como una hija más. Y es que Iryna es una de las tantas niñas de Chernobil que, durante siete años, veraneó en Bizkaia para salir el entorno contaminado. "Estoy muy agradecida, han sido mi salvavidas" insiste.

Nunca perdió el contacto con su familia de acogida, la misma que hoy le da refugio en la localidad vizcaína. Razón por la que puede "seguir adelante" hasta "esperar que algún día esta guerra termine". Un año después de la invasión, este 24 de febrero, recuerda la invasión como una "pesadilla", como también piensan los 4.000 ucranianos que llegaron hace doce meses a Euskadi. Hoy son 200 los que continuan en pequeños centros y entornos familiares. En este sentido, dice sentirse "muy agradecida" aunque reconoce que le "costó mucho" adaptarse y asegura que "la vida no será como antes".

La población civil ha sufrido las consecuencias de la guerra y en especial los más pequeños. Iryna salió de Ucrania "por la seguridad del niño". Un año más tarde, desea "que vaya a la escuela" y pueda relacionarse con el resto de menores. De momento "continúa en periodo de adaptación" en la guardería "donde empezó a gatear y a andar". Además, espera que su hijo aproveche su estancia en el País Vasco para aprender todos los idiomas posibles. "Ya entiende castellano, euskera y ucraniano, pero tiene que soltarse"

"Con el idioma es más fácil"

La refugiada ucraniana parte con la ventaja de que aprendió el idioma a los 10 años. Aun así, no ha conseguido encontrar trabajo. Iryna considera que "con el idioma es mucho más fácil" relacionarse. Y es que está "muy contenta" porque "la gente es muy buena, te apoyan y te ayudan en todo".

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