Las víctimas del terrorismo rechazan el último recibimiento a un preso de ETA en Bilbao

El "ongi etorri" realizado este lunes por la tarde en el barrio bilbaíno de Santutxu al etarra Agustín Almaraz, que salió ayer de prisión tras 25 años, ha provocado las críticas de diversas asociaciones de víctimas del terrorismo.

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El etarra Agustín Almaraz Larrañaga ingresó en prisión el 29 de diciembre de 1995, con una condena acumulada de 30 años y tres meses por los delitos de asesinatos, atentados y terrorismo. Participó en cuatro asesinatos, dos en San Sebastián y dos en Bilbao.

Este lunes abandonó la prisión vizcaína de Basauri al terminar su condena, y por la tarde fue recibido en su barrio bilbaíno de Santutxu por decenas de personas, con un paseíllo y txistularis.

Este "ongi etorri" ha causado las críticas de varias asociaciones de víctimas. La Fundación Fernando Buesa ha comentado que "en el camino de la convivencia resulta inaceptable que los presos de ETA sigan siendo homenajeados a través de diferentes actos públicos, murales, pintadas y pancartas como las que se están exhibiendo este verano en multitud de pueblos. Este homenaje es un ejemplo de ello".

Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, ha criticado el pasacalles, "organizado para homenajear al asesino en serie de cuatro personas" y ha señalado que con el homenaje de ayer "han traspasado otra vez la línea roja".

Reacciones institucionales

Sobre este asunto desde el gobierno vasco la consejera de justicia, Beatriz Artolazabala seguraba que no comparte esos homenajes que acaban revictriminzando a quienes han sufrido atentados y que poco hacen por mejorar la convicencia

Artolazabal reconoce que un preso sale porque ha cumplido su condena pero cree que es necesario pedirle un reconoimiento del daño causado y de su injusticia.

También El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, ha mostrado su deseo de que la presión social ponga fin a los recibimientos a presos de ETA que, a su juicio, buscan "romantizar un pasado de sangre y lágrimas", y reabren "de forma inmisericorde" las heridas de las víctimas.