La "odisea" para entrar en Estados Unidos, un problema más allá de los aranceles de Trump
Yeray Hernández, vocalista de la banda de música vizcaína Valkyria, explica en Cope Euskadi que estuvieron incomunicados 24 horas en el aeropuerto de Los Ángeles antes de ser deportados a Bilbao
San Sebastián - Publicado el
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La política arancelaria de Trump no sólo afecta a las exportaciones de nuestras empresas y productos. Entrar en Estados Unidos también se puede convertir en una "odisea". Es lo que le ocurrió recientemente al grupo de heavy metal vizcaíno Valkyria que acudía a una minigira de cinco días en el país. Dos de sus cuatro integrantes no pudieron entrar. Fueron deportados tras permanecer 22 horas incomunicados. "Fue muy extraño", explica uno de los afectados, Yeray Hernández, en Cope Euskadi.
Lo que tenía que haber sido un viaje "inolvidable" para Valkyria en su primera experiencia musical en el extranjero se acabó convirtiendo en una "pesadilla". Ilusionados, con todos los documentos y visados en regla, llegaron a Estados Unidos el seis de marzo para tres conciertos en Los Ángeles, Santa Ana y Las Vegas y la "sorpresa" fue cuando a dos de los cuatro integrantes de la banda los retuvieron en el control aduanero. Al principio Yeray no se preocupó. "Pensé que iba a ser un control aleatorio y que nos iban a dejar pasar", recuerda.
Poco a poco se dieron cuenta de que insistían mucho con su visado a pesar de que dos de los integrantes de la banda habían podido pasar el control aduanero sin ningún problema. Llevaban tiempo preparando el viaje y tenían todo en regla pero los funcionarios empezaron a poner pegas por el hecho de ser "un grupo" .
Les dijeron entonces que necesitaban otro visado. "Nosotros les explicamos que teníamos un acuerdo con el promotor de los conciertos y que íbamos a estar muy pocos días pero tras pasar unas cuantas entrevistas nos comunicaron que nos deportaban a nuestro país", subraya Yeray.
trato "correcto"
Para volver a Bilbao tuvieron que esperar 22 horas incomunicados en una sala, con algunos sofás, un baño cercano y alimentándose de snacks. "Sólo pudimos contactar un momento tras conocer que íbamos a ser deportados", explica Yeray Hernández. El trato fue "correcto" aunque las condiciones no eran las mejores. "Estuvimos 22 horas incomunicados, no volvieron a dejarnos usar el móvil, no teníamos nuestros efectos personales, no podíamos cambiarnos de ropa, nos quitaron cordones, pendientes, gomas de pelo", señala.
Para entonces ya estaban totalmente "desilusionados y preocupados" porque no sabían cómo iban a regresar a Bilbao. Lo hicieron al día siguiente, 7 de marzo, 22 horas después, en un avión vía Frankfurt.
Ahora se lo toman como una anécdota, a un mes de su próximo concierto el 16 de mayo en el Cafe Antzokia de Bilbao, pero recuerda que los funcionarios insistieron en todo momento en que cumplían órdenes y se mostraron "inflexibles" en su postura.