Cristina Cuesta puso en una pancarta de Gora ETA :¿y si matan a tu padre? Respuesta:algo habrá hecho

La Directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco denuncia la estigmatización sufrida por las víctimas durante años.

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

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El 26 de marzo de 1982 los Comandos Autónomos Anticapitalistas asesinaron de varios disparos al delegado provincial de Telefónica Enrique Cuesta y herían gravemente a su escolta, el policía Antonio Gómez que moriría cinco días más tarde.

Enrique Cuesta había sucedido en el cargo a Juan Manuel García Cordero, secuestrado y asesinado de un tiro en la nuca año y medio antes.

Cristina Cuesta, de 20 años, era la hija mayor de Enrique y estudiaba periodismo en Lejona. El día del asesinato de su padre se encontraba en el domicilio familiar en San Sebastián porque había ido a celebrar su cumpleaños en familia. Ajena a lo sucedido, recibió una llamada telefónica de un comunicante anónimo, que se limitó a decirle ‘baja deprisa que a tu padre le ha pasado algo’

“Me gustaría saber quién fue la persona que me llamó. Es una voz con la que soñé durante muchísimos años y que marcó un antes y un después ya que inmediatamente supe que mi padre había sufrido un atentado".

Enrique Cuesta tenía un carácter positivo, amable, cariñoso que supo adaptarse, como tantos otros, a vivir amenazado. “Tuvimos que cambiar de vivienda, vivíamos con dos escoltas... pero no tengo el recuerdo de haber vivido con miedo físico o tensión especial”, recuerda Cristina. La preocupación sí acompañó a la familia desde el primer momento en que Cuesta aceptó el cargo de delegado de Telefónica tras el asesinato de Cordero, también a manos de los Comandos Autónomos. “Me siento muy orgullosa de que mi padre tomará aquella decisión de continuar el legado de Cordero y defender los intereses de una empresa como Telefónica en el País Vasco”.

Los días posteriores al asesinato se esconden bajo una nebulosa en los que Cristina no olvida el poco apoyo de la sociedad salvo de la familia y los compañeros más allegados de su padre. “Eran días en los que las víctimas del terrorismo nos librábamos mucho de decir a nadie, que no conociéramos lo suficiente, que habíamos sufrido un atentado. Las víctimas vivíamos culpabilizadas y estigmatizadas por lo que nos había pasado. El algo habrá hecho funcionaba”

Cristina Cuesta dirige en la actualidad la Fundación Miguel Ángel Blanco. Al poco tiempo del asesinato de su padre decide fundar la Asociación por la Paz, colectivo del que años después nacerían Gesto por la Paz, Basta Ya, Foro de Ermua.