"Era mi marido quien miraba debajo del coche y lo ponía en marcha por si había una bomba"
La profesora Ofa Bezunartea, perseguida y amenazada por ETA, tuvo que abandonar el País Vasco
Santander - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
El reguero de dolor que ha dejado ETA a lo largo de su historia es incalculable. A los más de 800 muertos y miles de heridos hay que añadir decenas de miles de perseguidos y amenazados. Perseguidos y amenazados por no transigir con sus postulados y denunciar alto y claro ese exterminio sufrido por quienes no pensaban como ellos. Persecución que se dio en todos los ámbitos: político, empresarial, judicial, periodístico, académico..
La UPV, su campus en Lejona, fue uno de esos escenarios donde la izquierda abertzale encontraba acomodo a sus tesis tanto entre los alumnos como entre parte del profesorado. Situación que durante décadas provocó el hostigamiento y persecución de docentes. “A Txema Portillo le colocaron dos artefactos en dos coches distintos o a Mikel Azurmendi a quien le pusieron una bomba en su casa” recuerda Ofa Bezunartea, profesora en la facultad de periodismo, cuya persecución le obligó a marcharse del País Vasco. Tardó tres años en tomar la decisión y fue el rector Pello Salaburu quien la convenció para que lo hiciera ante lo complicado de la situación para ella, con unas rutinas laborales imposibles de alterar ni por su seguridad. “Sientes tristeza por dejar todo, es un desgarro muy profundo” recuerda la profesora cuyo marido, también amenazado por ETA, era quien miraba bajo el coche y ponía el motor en marcha por si les hubieran colocado una bomba.
Más allá que por su trabajo como docente, ETA señaló a Ofa como periodista que denunciaba alto y claro cada vez que podía lo que estaba sucediendo en el País Vasco. “Cuando el consejero de interior me comunicó que mi nombre había aparecido en los papeles intervenidos a un comando, me quede perpleja. No te explicas como te has distinguido de ese modo” asegura Ofa.
La profesora reconoce que si ya antes era difícil de explicar una situación como esta, ahora tanto tiempo después es más complicado aún de entender. “Era una vida esquizofrénica” asegura.
Ofa Bezunartea recuerda en esta entrevista aquellos difíciles años y asegura que no cree que nadie le vaya a pedir perdón por la persecución que sufrió, “para ellos era algo defendible” .