"ETA me hizo daño un día pero hay quien me hizo más daño después del atentado"

Francisco Zaragoza sobrevivió a un atentado de la banda terrorista que rompió su familia

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

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La unidad de la policía nacional a la que pertenecía Francisco Zaragoza Lluch tenía que haber trabajado aquel 18 de diciembre de 1988 velando por la seguridad en el partido de fútbol que se disputó en el campo de Atocha en San Sebastián. Sin embargo, un cambio de última hora cambió ese destino por el de Ipurua en Eibar. Y ese cambio de destino, cambió también su vida para siempre.

Cuando el convoy de tres furgones se dirigía al campo, la banda terrorista ETA hizo estallar un coche bomba a su paso a la altura del polígono industrial del barrio de Amaña. Su compañero, José Antonio Barrado murió tras el atentado y días después lo hacía también el párroco de Arrate, José Aldaolea, herido por la explosión.

Fueron 50 kilos de amosal y más de 70 de tornillería que convirtieron el furgón de Francisco en una gran bola de fuego. “A pesar de la gran explosión yo no recuerdo el ruido, se me rompieron los tímpanos. Solo recuerdo una llamarada amarilla y que todo iba lento, muy lento”, recuerda Francisco en esta entrevista.

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El agente de la policía nacional, salió por su propio pie del vehículo y se tuvo que refugiar de los disparos que recibía de los miembros del comando que les seguían atacando.

Las horas posteriores fueron tan confusas que hasta los medios de comunicación le dieron por muerto y su familia también. Con la ayuda de algún compañero se escapó del hospital donde estaba ingresado y llegó hasta su domicilio en Logroño. “Cuando llamé al timbre y mi mujer abrió la puerta..lloramos”.

El atentado provocó a Francisco unas secuelas físicas y psícológicas que todavía arrastra hoy, “ no hay noche que no tenga pesadillas con el día del atentado” recuerda , pero también dejó otra herida aún más profunda.”La familia se rompió, mi hijo no quiere saber nada de mí y mi hija es la única con la que tengo algún contacto. Mi padre no vino ni a visitarme al hospital de Logroño”

Francisco Zaragoza reconoce que no tiene la necesidad de que le pidan perdón. ETA me hizo daño un día, asume con pena, pero hay quien me ha hecho daño todos los días después del atentado.