Mariángeles Perera pensó en quitarse la vida tras el asesinato de su hija Irene
La madre de la primera guardia civil asesinada por la banda lamenta que Sánchez se preocupe más por los terroristas que por las víctimas
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 20 de agosto de 2000, Irene Fernández Perera se convirtió en la primera agente de la Guardia Civil asesinada por la banda terrorista ETA.
Aquella mañana, cuando Irene acompañada por su compañero José Ángel de Jesús Encinas, montaron en su vehículo,estalló una bomba lapa colocada por la banda que terminó con sus vidas. Irene tenía 33 años y José Ángel 22. Ocurrió en la pequeña localidad de Sallent de Gállego, en el Pirineo de Huesca, un punto especialmente sensible por su proximidad a la frontera y que se encontraba en “alerta máxima”.
No era la primera vez que ETA atentaba contra estas instalaciones. Ya lo intentó en 1997 aunque en aquella ocasión el atentado no causó víctimas.
Irene era una joven trabajadora muy activa que siempre había querido ser guardia Civil “ desde pequeña cuando veía las series americanas en la televisión decía ¿y por qué no hay mujeres en el ejercito en España? “ cuenta su madre Mariángeles en esta entrevista.
Irene lo era todo para su madre, era su sustento y su apoyo tanto es así que cuando fue asesinada Mariangeles también pensó en irse.
Aquella mañana del 20 de agosto, la madre de Irene recibió una llamada en la que le pedían que se acercara a Huesca aunque no le dijeron en un primer momento que su hija habia muerto. “Me lo imaginé enseguida, entré en su habitación y empecé a dar vueltas como loca. 15 días antes habíamos estado juntas y lloré cuando se marchó. Lo que no sabía aquel día es que iba a llorar el resto de mi vida” cuanta Mariángeles.
La madre de la joven guardia civil asesinada está muy agradecida a quien entonces era Ministro del Interior Jaime Mayor Oreja “ por todo el cariño que me dio” y lamenta profundamente que el Presidente del Gobierno de el pésame a la familia de un preso de ETA que se suicida y nunca se haya acordado de las víctimas.