"Quiero mirar a los ojos al asesino de mi marido" pide Ana Isabel Ortigosa

El atentado que costó la vida a Julián Embid en 2003 está aún sin resolver

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

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Bonifacio Martín y Julián Embid eran dos agentes de la Policía Nacional adscritos a la unidad móvil que se trasladaba a municipios rurales de Navarra para tramitar las renovaciones del DNI de los vecinos, evitando así la incomodidad de tener que trasladarse hasta Pamplona.

El 30 de mayo de 2003 Bonifacio, Julián y otro compañero, Ramón Rodríguez, se trasladaron a Sangüesa para facilitar estos trámites a los vecinos de la localidad. Terminado su trabajo,recogieron el material y se dirigieron al vehículo sin distintivos, un Citroën ZX, aparcado en la Plaza del pueblo. Bonifacio y Julián subieron al vehículo, lo pusieron en marcha y al iniciarse ésta, estalló la bomba lapa que la banda terrorista ETA había colocado en los bajos del vehículo mientras ellos trabajaban en el pueblo. Murieron en el acto.

Aquel día, la viuda de Julián, Ana Isabel Ortigosa había ido a recoger a su hijo al trabajo mientras su hija preparaba en casa la selectividad. A última hora de la mañana le llamaron de la Policía para decirle que había habido un atentado en Sangüesa y que su marido estaba en el hospital.”Al llegar comprobamos que no estaban heridos, que estaban muertos. Se derrumbó todo. No me creía que mi marido se había ido por la mañana de casa y ya no lo volvería a ver.”

La familia de Julián vivió los días siguientes como en una nube. “No sabes ni donde estás, es algo surrealista” a pesar de recibir mucho cariño de los vecinos de Zizur donde residían.

El atentado que terminó con la vida de Julián y Bonifacio es uno de los cometidos por la banda terrorista ETA que aún están sin resolver. “Siempre te queda el malestar de saber quién ha sido el autor del asesinato. Ese día descansaremos, necesitamos que la justicia llegue hasta el final”.

La viuda de Julián Embid asegura además en esta entrevista que le “gustaría mirar al asesino de mi marido y ver la frialdad en sus ojos”.