"Todas las viudas deseamos que el asesinato de nuestro marido sea el último"

El marido de Pepi Gutiérrez era el escolta de Enrique Cuesta. ETA les pegó un tiro a los dos

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ETA asesinó al marido de Pepi Gutiérrez 17 meses después de casarse

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La historia criminal de ETA ha dejado cientos de víctimas anónimas. Víctimas que en ocasiones han sido eclipsadas por otras a los que los medios prestaron más atención. Este es el caso del policía nacional Antonio Gómez, herido en atentado el 10 de marzo de 1982 y fallecido cinco días después.

Antonio era el escolta del delegado de telefónica en San Sebastián, Enrique Cuesta. El 10 de marzo de aquel año, Cuesta tras salir de las instalaciones de telefónica en el barrio de Amara, se dirigía andando a su casa seguido de su escolta cuando dos terroristas les dispararon a bocajarro. Cuesta murió en el acto y su escolta resultó herido de gravedad.

La muerte del escolta, diluida en el tiempo, quedó pronto en el olvido.

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39 años después, su viuda regresó al lugar del crimen para participar en la colocación de sendas placas en su recuerdo y el de Enrique Cuesta. La alegría y la tristeza se mezclaban en el corazón de Pepi Gutiérrez porque “es bonito que se acuerden de él, aunque sea 39 años después, pero ese también es el tiempo en que mi hijo ha estado sin padre”, dice Pepi.

El día del atentado, Pepi estaba en su casa con otro matrimonio de policías con los que vivían y fue su hermano quien le llamó por teléfono preguntando por Antonio y contándole que había habido un atentado en San Sebastián en el que había fallecido el delegado de telefónica y su escolta había resultado herido.

Nadie vino a contarme nada, nadie me llamó para confirmarme nada. Fue el policía con quien compartíamos piso quien me llevó primero a comisaria y luego al hospital” recuerda Pepi con dolor.

Pepi tenía 21 años, llevaba casada 17 meses y tenía un bebe de 3 meses al que en alguna ocasión se le olvidó hasta dar de comer “porque va una como sonámbula, no sabes ni quién ni por qué.”

Antonio Gómez había sido escolta de Txiki Benegas y le tocó vivir en primera persona el golpe de estado de 1982. Después de aquello y con un bebe recién nacido, Antonio pidió un destino fijo en San Sebastián que le permitiera estar más tiempo con su mujer y si hijo. “Le duró poco. En poco más de un mes perdió la vida” recuerda Pepi.

Pocos días después de la muerte de Antonio, Pepi volvió a Barcelona a casa de sus padres donde sus cinco hermanos le hicieron un hueco a ella y su bebe. Fueron años muy duros en los que cada atentado de ETA le removía por dentro. Uno de esos atentados le costó la vida a aquel policía, Alfonso López Hernández, con quien compartía piso.

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A Pepi Gutiérrez le costó mucho tiempo contar a su hijo que ETA había asesinado a su padre, “a qué edad es la buena, me preguntaba muchas veces. Cómo le cuentas esto a un niño” dice Pepi quien admite que su hijo escucharía algún comentario en casa y confirmó la noticia yendo a la hemeroteca. “Nunca me dijo nada. Seguramente como yo, prefirió no decirme nada para no hacerme daño” Con el paso de los años madre e hijo compartieron la noticia entre lágrimas.

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