Calero, el técnico que le devuelve el corazón al fútbol

El fútbol es un negocio formado por empresas que necesitan obtener un rendimiento económico, pero es también el sentimiento de unas aficiones que lo ven como algo suyo, aunque a veces se piense poco en ellos.

En un fin de semana en el que se han puesto partidos a pleno sol, con 32 grados de temperatura, y los incidentes racistas, han vuelto a poner el foco en asuntos que deberían estar erradicados, la figura de Julián Calero en su retorno al Cartagonova es de esas cosas que reconcilian con el mundo del balón.

Su marcha para prosperar, tras la remontada que pasará a la historia, dolió, pero en su regreso se vivió un ambiente de esperanza, porque no todo en el fútbol es conmigo o contra mí y es muy difícil lo que ha logrado el actual técnico del Levante.

como una estrella del rock

Saltó al terreno de juego como una verdadera estrella de rock. El de Parla dedicó besos y se llevó la mano al corazón entre los vítores de quienes le agradecen seguir en el fútbol profesional. También fue recibido de igual modo en Burgos, demostrando que se puede ir a otro equipo, pero dejando huella positiva.

En Cartagena logró un milagro del que es imposible olvidarse, pero el fútbol tiene poca memoria y a veces se deja a un lado el corazón y aunque se agradece el presente, como él mismo dice, "eso ya es pasado". Sin embargo, las emociones fueron muy especiales en su regreso.

En el fútbol el eslabón más débil suelen ser precisamente los entrenadores, los primeros en pagar los malos resultados y los que se encuentran más solos en las malas rachas. En Cartagena tuvo que asumir un papel de portavoz que le hizo estar muy presente en el día a día de una afición que le quiere. Unos callaron y otros le aplaudieron. Ninguna crítica.

Y si eso ya es extraño, más lo es que un entrenador siga llamando más la atención que sus jugadores en la relación con los aficionados. Salió ovacionado por sus ex y terminó en éxtasis con los seguidores del Levante, que ven después de años complicados a un técnico que sabe lo que quiere, lo transmite y se deja el 100 % por conseguirlo.

Dos detalles más que pueden pasar desapercibidos, pero que tampoco son habituales. El Comandante Morales fue a abrazarle tras su gol y los jugadores le pidieron que posara con ellos en la celebración de la victoria.

Él dice que a veces es cansino, pero esa intensidad es su mejor baza para cumplir los sueños y borrar las pesadillas, porque todavía anda inmerso en la finalización del libro en el que cuenta las duras vivencias que le deparó el guion vital. Alguien que cita continuamente a su mamá no puede equivocarse mucho. Está siendo un ejemplo de que se puede salir de los banquillos y volver con la cabeza alta y el corazón lleno de amigos. Le devuelve sentimiento a este fútbol moderno.