ucrania

"Cada amanecer revisamos si nuestros seres queridos siguen vivos": Mil días de guerra en Ucrania vistos desde Cartagena"

Lejos de su tierra piden que intervenga Europa y acaben con el sufrimiento tras mil días desde el inicio de la invasión

Maite Fernández

Murcia - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

El dolor, lejos de cesar, aumenta cada día. En una rutina normal hay tiempo para comprobar cómo están los suyos, para recordar que hay miles de jóvenes jugándose la vida en el combate y sufrir la muerte de niños e inocentes.

También hay tiempo para comprobar que hay muchos refugiados fuera de una tierra que nunca quisieron abandonar y que les duele en la distancia, a pesar del agradecimiento que tienen ante sus paisanos de acogida.

Conviven con ese dolor desde hace mil días. Fue entonces cuando se inició la invasión por parte de Rusia. Lo peor es que no saben cuándo acabará y esa incertidumbre hace mella en ellos. Así lo relata Igor Mykhayliv, afincado en Cartagena desde hace 20 años.

"Son mil días de dolor"

Él lleva dos décadas en la ciudad y esta tarde estará pendiente de esas banderas de Ucrania que ondearán en honor de los que luchan allí y de quienes pelean por mandarles lo más necesario en un periodo que dura mucho más de lo que imaginaron. 

"Se pensó de principio, digamos, es una locura, eso mejor aguanta un mes, dos meses, tres meses y siempre deseo que el mes que viene se termine o medio año. A día de hoy hay fases más complicadas y menos  noticias que siempre".

Miran con desazón el ritmo del ataque. "Rusia sigue metiendo refuerzo y poco a poco ocupando más territorio que el ucraniano se está defendiendo como puede. Sigue bombardeando ciudades como Odessa o Kharkiv. Siguen muriendo niños, familias y es un desastre para decirte de verdad y no sé cómo se puede parar eso.

      
             
      

Entienden que el mundo debería unirse para parar la barbarie. "Y si esa ya es cosa mundial, eso tiene que unirse todo el mundo, Europa y ver manera de cómo se puede parar eso, porque una fase siempre es más caliente y yo no veo que esto pueda acabar pronto".

Ayuntamiento de Cartagena

Manifestación del año pasado en Cartagena

Ellos están aquí, pero allí tienen mucha gente. "Sí, sí, también que hay amigos, muchos amigos, amigos de colegio, de fútbol, de grupo, de estudios. Hay mucha gente que ya no ha podido volver de la guerra. Sufre todo el mundo, todo ucraniano que sea en Cartagena o España o cualquier sitio porque cada uno tiene o amigo o familia, alguien que quiere ir a la guerra y siempre necesita apoyo".

Ellos desde aquí y otros puntos intentan hacer llegar el material urgente, pero viven con un sentimiento de dolor perpetuo. "No hay ni un día que no se puede despertar toda la mañana, no abrir teléfono y primero de haber noticias y prácticamente todos somos así. Todo que se habla siempre es de la guerra. Es un sufrimiento muy fuerte y duro y se está alargando y no lo sé".

      
             
      

Lo que más duele es eso, que no saben cómo se va a solucionar. "Hombre, esto es cosa política, siempre cualquier cambio, cualquier cambio mundial nosotros deseamos que se cambie para  mejor  para nosotros y para todo el mundo, que se acabe la locura que no pasa solo en Ucrania, que está pasando en Israel y por más sitios", advierte Igor.

ACTUACIÓN SERIA Y CONJUNTA

"Que la gente se relaje un poco y se busque un acuerdo y sea el final de la dictadura que existe ahora en el mundo. Ucrania es país europeo. Rusia está destrozado totalmente el país ucraniano".

Insiste en una solución global. "Ya necesita una solución más en serio, más dura que políticos se pueden juntar e importante parar al ruso. Buscar un acuerdo es muy difícil, porque han muerto muchas personas ucranianas, muchísimas por nada, porque este loco quería ocupar Ucrania y no sé qué buscaba más. Entonces ahora yo creo que Unión Europea, Estados Unidos, tiene que haber una opción".

      

Con ese deseo y que llegue lo antes posible conviven refugiados y desplazados que solo quieren que se acabe la destrucción para poder reconstruir sus vidas.