REGIÓN DE MURCIA

El museo de la Vera Cruz recibe la donación de una cruz relicario del siglo XVIII

El director de los Museos de Caravaca, Indalecio Pozo, destacó el buen estado en el que se encuentra la pieza, una cruz de Caravaca en fundición en metal dorado

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Redacción COPE Murcia

Murcia - Publicado el - Actualizado

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El Museo de la Vera Cruz cuenta entre sus vitrinas con una nueva pieza, una cruz relicario datada en el siglo XVIII, y donada a la Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca por el matrimonio caravaqueño de José Manuel Martínez Rivas y Juana María Sánchez Carreño.

La firma del documento de donación tuvo lugar el miércoles en la sala de Cabildos de la Basílica de la Vera Cruz, tras la lectura por parte del secretario de la Cofradía, del acta correspondiente.

El director de los Museos de Caravaca, Indalecio Pozo, destacó el buen estado en el que se encuentra la pieza, una cruz de Caravaca en fundición en metal dorado, con unas dimensiones de 15x8x6 centímetros. "La pieza perteneció al fondo del arcipreste caravaqueño Tomás Hervás García y el hecho de que ya tengamos al menos cinco piezas como esta datadas significa que en Caravaca existía en la época una importante producción de cruces de este tipo".

El hermano mayor de la Cofradía, Luis Melgarejo Armada, animó a quienes cuenten con piezas similares a ponerlo en conocimiento de Cofradía, "si su voluntad es la donación o la cesión temporal para su exposición en el museo, estaríamos encantados de que caravaqueños y visitantes pudieran disfrutar de las piezas".

Los propietarios se mostraron contentos de haber podido disfrutar de esta pieza durante años, "y ahora consideramos que el Museo de la Vera Cruz es el mejor lugar donde puede permanecer", expresaba José Manuel Martínez. La cruz propiedad de Tomás Hervás fue donada a Sebastiana Carreño Martínez, quien a su vez la donó a su sobrina y hasta ahora propietaria, Juana María Sánchez Carreño.

FICHA DESCRIPTIVA DE LA PIEZA

Cruz de Caravaca Relicario de fundición en metal dorado (bronce o latón) compuesta de doble hoja y un vástago puntiagudo, añadido posteriormente al pie con un remache, como elemento para lograr la estabilización de la cruz.

Se trata de una Cruz de doble traversa con el eje y brazos lobulados tronco invertido y contorno con semicírculos que asemejan a los antiguos tornillos. En la parte superior, agujero de suspensión sin reasa. El frontal principal está ornamentado con escudetes grabados con las cinco llagas, contorneados por rocallas en las intersecciones.

El frontal secundario también presenta escudetes y está recorrido longitudinalmente, tanto los brazos como el eje, por receptáculos calados dispuestos para contener reliquias. Aunque presenta cristales o viriles cerrando las cavidades axiales, no parecen muy antiguos, como tampoco hay evidencia clara de que haya contenido reliquias.

La pieza, salvo la particularidad del añadido estilete de pie, es de la misma serie de las cruces ya conocidas existentes en las colecciones de Antonio Celdrán y del Museo Arqueológico Nacional.