OPINIÓN: "Señor Ortega Smith, a las víctimas se les mira de frente"

"Nadia nos ha mostrado la dignidad y el coraje de las supervivientes en toda su plenitud"

OPINIÓN: Señor Ortega Smith, a las víctimas se las mira de frente

Ana Luisa Pombo

Publicado el - Actualizado

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Señor Ortega Smith. Este martes, cuando le ha dado la espalda, entre gestos de desprecio, a una víctima de violencia de género, se ha comportado usted como un cobarde. A las víctimas, a cualquier víctima, se las mira de frente, se les escucha y, si se puede, se les ayuda.

Usted cobra 5.307,84 euros al mes como diputado, 2.981,86 de salario común, 1.108,95 como portavoz de comisión, 917,03 como electo por Madrid y 300 euros para taxis; además, el Congreso, con dinero público pone a su servicio un Ipad y un teléfono móvil de última generación y, en ese sueldo nada despreciable, le va a usted la obligación de escuchar y respetar a los ciudadanos.

No conozco a Nadia Otmani, la señora que, desde una silla de ruedas y con lágrimas en los ojos, este martes le pedía que no use usted la violencia de género como calderilla política. No la conozco, pero me resulta admirable la lección de dignidad que le ha dado a un político disfrazado de defensor de derechos pero sólo defensor de los derechos de unos pocos. Nadia intentó explicarle que lleva veinte años atada a esa silla de ruedas porque su cuñado, un maltratador con alma de asesino, le pegó tres tiros, dos en la cabeza y uno en la columna vertebral, unos disparos que iban dirigidos a su hermana y a sus sobrinos. Ella, víctima de la violencia de género, le estaba contando una tragedia, la tragedia de su vida y usted, con una arrogancia vergonzosa, le dio la espalda entre aspavientos de cobarde acorralado, olvidando que las víctimas, sean quienes sean y de la nacionalidad o condición que sean, siempre, siempre, merecen respeto. Olvidó señor Ortega, o tal vez nunca tuvo intención de aprenderlo, que aguantar chorreos le va a usted en el sueldo y hoy no se lo ha ganado. 

Nadia no era una exaltada que pasaba por allí, ni siquiera una simpatizante de políticas escoradas hacia el falso buenismo de la izquierda, sino una mujer valiente que se interpuso entre su hermana y la pistola con la que el animal de su marido pretendía asesinarla y que casi la lleva a ella a la tumba. No me importa si, en el camino, se ha beneficiado de algún chiringuito, como dicen. Lo único que cuenta es que ella es una víctima de violencia de género y usted, un político que cobra por atender y respetar a los ciudadanos, especialmente a las víctimas, a cualquier víctima. 

Este martes, las heridas recibidas por esa mujer, toda dignidad y valentía, han vuelto a sangrar al verse ninguneada por el discurso y la actitud de personas como usted. Este martes, ella ha demostrado que las victimas, desgraciadamente, lo siguen siendo por partida doble, por las agresiones de sus maltratadores y por el frío desinterés de quienes tienen la obligación de protegerlas pero miran hacia otro lado porque, políticamente, les resulta más rentable. 

Este martes, Nadia nos ha mostrado la dignidad y el coraje de las supervivientes en toda su plenitud y usted, señor Ortega, ha dejado al descubierto, en la misma medida, la cobardía de los populistas que solo hablan para quienes dicen las estadísticas que los escuchan, en el caso de VOX hombres de entre 35 y 50 años.