Casado rechaza la reforma laboral y mantiene su intención de ir al TC si no se tramita como proyecto de ley
El presidente del Partido Popular rechaza las presiones sobre la formación para que apoyen la reforma y pide que les "dejen en paz"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El presidente del PP, Pablo Casado, ha defendido este miércoles el rechazo de su partido a la reforma electoral, pese a que espera "presiones" del Gobierno de Pedro Sánchez para su apoyo: "Que nos dejen en paz, que parece que tenemos la culpa de todo; pues no". Además, como ya hiciese ayer, ha avisado de que irá al Tribunal Constitucional si el Ejecutivo no tramita la reforma laboral como proyecto de ley.
El líder de la oposición ha ofrecido una rueda de prensa telemática para hacer balance del año y, a preguntas de la prensa, se ha preguntado qué tiene que ver el PP con que los socios del Gobierno digan que no van a convalidar la reforma. "¿La culpa es del PP? Es una broma".
A juicio de Casado, "nadie puede pedir a un partido en la oposición que enmiende su propia legislación". No quiere "avalar" los errores de Pedro Sánchez, sino "preservar la alternativa". Además, ha expresado su respeto "personal y profesional" hacia el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y ha asegurado que no le ha llamado para darle indicaciones, al contrario, aunque sí señaló a la CEOE que no apoyaría la reforma.
"Mis críticas son al Gobierno, no a la patronal, que tiene que hacer lo que considere oportuno. Algunos habrán votado a favor, otros se habrán abstenido, yo ahí no me puedo meter", ha añadido al ser preguntado sobre el apoyo al texto de la CEOE, que tiene como vicepresidenta a la autora de la normativa del PP, Fátima Bañez.
"El PP tiene su modelo laboral, y su modelo laboral es el que está en vigor", ha agregado Casado, quien cree que "si hay que cambiarlo, es para darle más flexibilidad" a través de la "mochila austriaca".
El PP no será, ha dicho, muleta de Sánchez en "aras de no sé qué mal menor" y en un "lío" que es del presidente, ha zanjado Casado, en contraposición con las voces de su partido que pedían estudiar el texto.