Quinto aniversario del asesinato del sacerdote Jacques Hamel por dos yihadistas

Hace cinco años el sacerdote Jacques Hamel fue asesinado por dos yihadistas mientras celebraba la Misa en su pequeña parroquia en un pueblo de Normandía

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El recuerdo de este humilde párroco sigue vivo y la iglesia de su martirio y su tumba se han convertido en lugares de peregrinación. El padre Erwan Rozier fue ordenado sacerdote de la diócesis de Rouen el pasado mes de junio y quiso celebrar su primera misa en la iglesia parroquial de Saint Étienne-du-Rouvray, con un cáliz que pertenecía al padre Jacques.

En una entrevista con la agencia Vatican News, Rozier explica que, desde un punto de vista puramente humano, el padre Hamel nunca hizo nada extraordinario, tan solo era un buen párroco que estaba contento con la gente y que celebraba los sacramentos como puede hacerlo cualquier sacerdote. Pero en su vida y en su muerte hay una señal para todos, la fuerza de la celebración de los sacramentos, poder ofrecer toda la alegría y todo el dolor en acción de gracias al Señor: “con el ataque a esta misa semanal, a este sacerdote y a estos ancianos, lo que se ha atacado realmente es el propio misterio de la Eucaristía, tal como se celebra en todo el mundo”, dice este joven sacerdote.

El P. Rozier recuerda que cuando se produjo el asesinato él estaba participando en la JMJ de Cracovia, y le impresionó que algunos políticos pensaran que degeneraría en manifestaciones y violencia entre católicos y musulmanes. Pero eso no sucedió, sino que se produjo un movimiento de verdadera fraternidad que sigue interrogando mucho a los no creyentes. También se refiere al impulso que supone el testimonio del P. Hamel para para la evangelización: “podría decirse que la iglesia de Saint Étienne-du-Rouvray no es necesariamente muy bonita, que sus paredes necesitan una nueva capa de pintura, que el crucifijo no es de la mejor calidad, pero cuando miramos a la comunidad cristiana que habita este lugar, cuando escuchamos a los testigos del asesinato del padre Hamel, vemos realmente lo que es la vida en el Espíritu Santo. Y esto es lo que habla, tanto a un sacerdote diocesano como a los no creyentes”.