La actitud de los católicos de Myanmar frente a la violencia desatada por el golpe

El reciente golpe de estado en la antigua Birmania ha desatado la violencia

La actitud de los católicos de Myanmar frente a la violencia desatada por el golpe

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Tras el golpe militar Myanmar se ha convertido en un campo de batalla. En el día más sangriento desde el golpe de Estado del 1 de marzo, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha denunciado la muerte de al menos 18 personas en la represión de las protestas. También se produjeron 30 heridos y 85 detenciones en seis ciudades del país. Esta agencia de la ONU afirma tener información creíble de que las fuerzas de seguridad birmanas usaron munición real contra los manifestantes en Rangún, Dawei, Mandalay, Myeik, Bago y Pokokku, además de gases lacrimógenos y granadas de conmoción, y hacía pública su condena del uso de la fuerza por parte del ejército contra los manifestantes pacíficos.

El cardenal Charles Maung Bo ha señalado en su cuenta de Twitter que “los católicos rezan en público” en medio de las protestas y se hacía eco del heroísmo de la hermana Ann Nu Thawng, religiosa de San Francisco Javier, que en Kachin “suplicó con lágrimas en los ojos” y se arrodilló delante de la Policía para evitar que arrestaran a los manifestantes. “Unos 100 pudieron escapar gracias a ella”. Antes de conocerse el alcance de la represión, en su homilía dominical, el cardenal Bo lamentaba que las calles del país “han visto demasiado dolor, sufrimiento y resistencia” y pedía que “no se derrame sangre inocente en esta tierra: todos somos hijos de la misma tierra, de la misma madre Myanmar, y necesitamos ejercitar la paciencia y la tolerancia”.

El liderazgo de la nación, subrayó, “no se obtiene como resultado de la violencia, sino por el sacrificio y la aceptación de la voluntad de la mayoría”. Por ello, “los líderes necesitan alimentar la libertad de renunciar al poder”. Al mismo tiempo, el cardenal advertía de cómo “lentamente el odio parece que se está infiltrando en las marchas pacíficas”. Y se ha referido también a las redes sociales, “un infierno virtual donde el odio gobierna como rey supremo, haciendo que incluso personas buenas se vuelvan violentas”.

“El odio nunca expulsa al odio”, insiste el cardenal, que ha recordado la petición del Papa para que Myanmar alcance la solución de las diferencias mediante el diálogo. Aprovechando el Evangelio del día, el líder de los católicos birmanos terminaba pidiendo oraciones por “la transfiguración de la nación y de cada uno de sus habitantes, para pasar de los conflictos y la lucha por el poder, al prestigio de ser una nación en democracia, fraternidad e igualdad.