La amistad de un imán con un cardenal que ha sido clave para la paz en el corazón de África

La labor del imán Omar Kobine Lamaya y del Cardenal Dieudonné Nzapalainga ha aportado mucho al proceso de pacificación de República Centroafricana

La amistad de un imán con un cardenal que ha sido clave para la paz en el corazón de África

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El pasado 28 de noviembre falleció en Bangui a la edad de 66 años el imán Omar Kobine Lamaya, Presidente del Consejo Superior Islámico de la República Centroafricana. En los últimos años su figura, junto al arzobispo de Bangui, Cardenal Dieudonné Nzapalainga, y el pastor Nicolas Guerekoyame, presidente de la Alianza Evangélica Centroafricana, ha sido relevante en la promoción de la reconciliación, el perdón y el diálogo interreligioso en el país. La noticia del fallecimiento del imán Kobine ha impactado a una nación que se prepara para celebrar unas elecciones presidenciales en las que se debería consolidar el proceso de pacificación que ha empezado a apuntalar República Centroafricana.

En esa tarea ha tenido mucho que decir Kobine Layama, quien junto los líderes católico y evangélico puso en marcha en 2012 la Plataforma Interreligiosa Centroafricana. Desde entonces, el trabajo de esta institución ha pretendido que los Seleka y las milicias anti-Balaka dejen las armas y apuesten por un país pacificado y estable. Debido a esta tarea los tres líderes religiosos han merecido numerosos galardones, entre ellos el Premio de Derechos Humanos de la ONU en 2015 y el Premio Mundo Negro a la Fraternidad,que recibieron en Madrid en 2016.

El cardenal Nzapalainga le consideraba su “hermano mayor” y le recibió en su propia casa durante seis meses, cuando la situación de inseguridad obligó al imánKobine a abandonar la suya, portando consigo tan solo el Corán y su estera para la oración. Ahora le ha rendido homenaje de esta manera: “es un baobab que ha caído, porque este hombre era un erudito, un hombre de sabiduría que sabía recoger, que tenía siempre una palabra de unidad en la boca…hemos luchado juntos para preservar la unidad, invitando al respeto y a la estima por el otro”.

Juntos tuvieron la alegría de recibir al Papa Francisco en su visita al país en 2015. Entonces se produjo el milagro de que los musulmanes salieran en masa para ver al Papa y fueran al estadio para rezar junto a los católicos. Gracias a su testimonio de unidad y de amor recíproco se consiguió pacificar Bangui, y que musulmanes y cristianos circularan libremente por la ciudad, sin miedo a entrar unos en los barrios de los otros.