Cardenal Herranz sobre los abusos: "Es un dolor lógico para millones de cristianos"

El cardenal Julián Herranz reflexiona sobre su último escrito en el que habla de esta dolorosa crisis

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 8 de junio al Cardenal Julián Herranz, Presidente Emérito del Pontificio Consejo para Interpretación de los Textos Legislativos, ha publicado en el diario Observatore Romano un texto titulado 'Como un nuevo Ecce Homo ante el mundo'. En él, se refiere a la crisis provocada por los abusos y también a la reforma de la Iglesia para dar respuesta a esta dolorosa crisis. El cardenal ha compartido algunas ideas con los oyentes de El Espejo de la Cadena COPE.

Este artículo nace del dolor que provoca esta crisis y el cardeal Herranz asegura que "es un dolor lógico de miles de sacerdotes que sirven a la humanidad con generosidad. Y de los millones de buenos cristianos que sufren. Debemos amar a Dla Iglesia como amamos a Dios, porque no podemos tener a Dios como padre sin la Iglesia como madre. Y nuestra Madre está herida por los pecados. Ella misma es el cuerpo místico de Cristo y por ello está herido, y de una forma vergonzosa por estos crímenes horribles".

Respecto a la responsabilidad sobre este mal que azota la Iglesia y la sociedad en general, el presidente emérito explica que "es un acto humano el de la pedofilia, el del abuso sexual.... estos dolorosos crímenes son actos humanos. La responsabilidad tanto jurídica como moral pertenece a una persona. Igual que si en una familia si un hijo se droga, eso es de ese hijo o esa hija y no de toda la familia. No toda la familia comete crímenes. Toda la familia podrá avergonzarse y pagarán las consecuencias, pero la familia en sí no puede ser tratada como delincuente. Hay lugares donde a los sacerdotes les puede dar vergüenza llevar el cuello eclesiástico porque les pueden ver como criminales".

Por ello la Iglesia se encuentra en una fase de reform con la que "estoy totalmente de acuerdo y lleva años trabjándose en esto. Yo la veo como una gran reforma eclesiástica epocal, com ha pasado por ejemplo después del Concilio de Trento. En primer lugar en el aspecto de la reforma doctrinal y disciplinar de los sagrados ministros para impulsar su misión de servicio y no de dominio. También es una forma de presentar el Evangelio, como gozosa manifestación del amor de Dios por la humanidad. Reforzar lo que la Iglesia ya hace, atendiendo a los pobres, enfermos y abandonados pero de forma más insistente".