Carmen Hernández, una persona enamorada de la oración

El pasado 19 de julio se cumplió el V aniversario del fallecimiento de Carmen Hernández, iniciadora, junto a Kiko Argüello, del Camino Neocatecumenal

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Durante la eucaristía de esta celebración se entregó al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, la petición formal del inicio de su Causa de canonización. El encargado de presentar esa petición es el postulados de la causa, Carlos Mendoza, quien ha definido a Carmen para los oyentes de COPE a la que fue su catequista durante 48 años como una persona que “sintió desde pequeña la llamada a las misiones, es decir, a entregar su vida por el anuncio gozoso del evangelio”.

Añadía que era difícil resumir en pocas palabras una vida tan intensa. Todo concluyó junto a Kiko Argüello, considera que “el Señor unió esos dos carismas, es una enamorada de Cristo que quiere que los hombres de esta generación vivan unidos a Cristo”.

Carlos recordaba a Carmen siempre formando un equipo de evangelización, aseguraba que “los que hemos escuchado sus catequesis nos impresionaba el amor tan enorme que tenia al Señor Jesucristo, a la Iglesia, ella quería que la Iglesia reflejase de nuevo en esta generación la fuerza del evangelio”.

Cincuenta y dos años de anuncio del Evangelio generan muchos documentos, todo esto es lo que la Iglesia va a examinar, una documentación con mucho volumen. Porque tal y como cuenta Mendonza, Kiko en las reuniones era el que más hablaba pero, Carmen ya había preparado ese encuentro con muchísima documentación, “páginas y páginas”. Pero, consideran que a parte de esos documentos también van a ser necesarios los testigos, los testimonios de que era “especial, una persona enamorada de la oración”.

Kiko Argüello siempre decía de Carmen que había una parte de ella que desconocían, “su belleza interior, su belleza espiritual”. También existía una Carmen “exterior” la que preparaba estos encuentros y catequesis, la que tenía una cercanía a los Papas, a los Cardenales, los Obispos y la que nunca se levantaba, ni acostaba “sin dar gracias al Señor”.

Una mujer que estudiaba, que investigaba y una evangelizadora “cuerpo a cuerpo”.