La historia de la niña que ha fallecido dejando un testimonio de fe que conmueve al mundo

Teresa quería ser misionera

La historia de la niña que ha fallecido dejando un testimonio de fe que conmueve al mundo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Teresita Castillo de Diego falleció el domingo 7 de marzo con tan solo 10 años, debido a un tumor en la cabeza con el que llevaba tres años luchando. Su historia, su testimonio de fe y de amor a la Iglesia han conmovido estos días a mucha gente gracias a la carta que el P. Angel Camino, responsable de la Vicaría VIII de Madrid, ha enviado a los sacerdotes y fieles de dicha demarcación.

Los capellanes del Hospital de La Paz le propusieron visitar a Teresita antes de la operación programada para extirparle el tumor. La niña confesó al Vicario que su mayor deseo era ser misionera y el P. Ángel, totalmente conmovido, le aseguró que así sería, y que esa misma tarde le entregaría el documento que así lo acredita y la cruz misionera. Esa misma tarde el P. Ángel visitó de nuevo a Teresita entregándole el documento en un pergamino y la cruz, que la niña pidió que le colgaran en la barra de la cama mientras decía: “ya soy misionera”.

Teresita llegó a España cuando tenía 3 años después de ser adoptada, pues procedía de Siberia (Rusia), y desde el principio destacó su vida espiritual profunda, al tiempo que su alegría y deseo de jugar con sus amigos. En su colegio de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, en Galapagar solía ir a Misa diaria y comulgar. En 2015 le detectaron el tumor y aunque el primer tratamiento fue un éxito en 2018 volvió a aumentar, lo que le producía fuertes dolores de cabeza. El pasado 11 de enero tenía programada una operación que no pudo realizarse debido a diversas complicaciones, que ella vivió ofreciendo sus sufrimientos a Jesús por las necesidades de mucha gente. De hecho, en sus últimas semanas de vida “era como una crucificada”, en expresión de su madre, ya que ni siquiera podía beber, y las enfermeras le ponían gasas empapadas en la boca. Pero, al mismo tiempo, su afán por ser misionera aumentaba: “Quiero ser misionera”, “quiero vivir por Jesús”. Ese testimonio ha dado la vuelta en todo el mundo misionero español.

Tras el fallecimiento el arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro, se acercó al velatorio para ofrecer su consuelo la familia y bendecir a Teresita de cuerpo presente, y a todos los que la acompañaban. El vicario Ángel Camino concluye su carta invitando a los sacerdotes y fieles a encomendarse a Teresita, porque está convencido de que va a proteger de un modo especial a toda la Vicaría VIII, “en la cual ella fue constituida misionera”.