La historia de una joven religiosa que se juega la vida trabajando con los migrantes

Nyzelle Dondé conoce bien el dramático tránsito entre Centroamérica y los Estados Unidos

La historia de una joven religiosa que se juega la vida trabajando con los migrantes

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Nyzelle Dondé dirige en Honduras la Pastoral de Movilidad Humana, que en 2020 atendió a más de 40.000 migrantes. Nació en Brasil y es religiosa escalabriniana. Antes de llegar a Honduras trabajó con los migrantes heridos por "la Bestia", un tren de mercancías que recorre México hasta la frontera con Estados Unidos, usado por miles de migrantes que tienen sus esperanzas puestas en llegar a la frontera de este país.

Es frecuente que los migrantes concluyan su viaje con alguna discapacidad o amputación debido a los accidentes producidos al intentar subir o bajar del tren en marcha, o incluso al quedarse dormidos durante el trayecto. Nyzelle relata los numerosos casos de robos y agresiones que sufren los inmigrantes que se niegan a pagar lo que denominan “la cuota”, por parte de grupos criminales infiltrados.

Desde 2020, esta religiosa acompaña a los migrantes en Honduras, ofreciéndoles palabras de consuelo y fe, y la seguridad de que Dios está con ellos. Al comienzo del coronavirus, la Pastoral de Movilidad lanzó la campaña Manos en solidaridad, gracias a la que recibieron muchas donaciones de alimentos y ropa para los migrantes deportados.

Pero a la pandemia se sumó el azote de dos huracanes que han producido una gran devastación, y ahora están pidiendo donaciones en efectivo para apoyar a quienes lo han perdido prácticamente todo. Es probable que quienes se han quedado sin nada después de los huracanes vuelvan a intentar recorrer la ruta hacia el norte. De manera inversa, algunos están regresando forzosamente a un país en el que no les queda nada, y es necesario ayudarles a restablecerse y a encontrar medios de vida para sostener a sus familias.

En Honduras, entre 3.000 y 4.000 personas mueren por violencia cada año. Por ello, la hermana Nyzelle dedica especial atención a quienes han sido amenazados o atacados y necesitan ser reubicados fuera del país o en una región más segura. Después de tantos años se sigue conmoviendo por los gestos de algunos miembros de su equipo, que están dispuestos a renunciar al sueldo de un mes para darlo a quienes lo necesitan. Y reconoce el rostro de Dios en todos aquellos que muestran esta compasión por los más vulnerables.