El momento más difícil para un misionero en Hong Kong

El padre Bernardo Cervellera, que durante 18 años ha dirigido la agencia Asia News, retomará su misión en Hong Kong, donde ya trabajó en los años 90

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En los primeros días de agosto el P. Bernardo Cervellera, que durante 18 años ha dirigido la agencia Asia News, retomará su misión en Hong Kong, donde ya trabajó en los años 90. Ahora tiene 70 años y reconoce que vuelve a esta ciudad en un momento muy difícil, al haber entrado en vigor la ley sobre seguridad nacional que el gobierno chino está utilizando acabar con las libertades.

El P. Cervellera considera que el reciente arresto de 52 miembros del movimiento democrático, junto al cierre del periódico Apple Daily, demuestra que el Hong Kong de hoy es muy distinto al de hace treinta años, y cada vez se diferencia menos del resto de China. Las principales víctimas de todo esto son los jóvenes que en 2019 llenaron las calles con manifestaciones instando a la democracia y a la "diferencia" con China. Como dice este misionero, buen conocedor de la zona, esos jóvenes se encontraron con el muro de un gobierno que nunca los ha escuchado, y con la jaula de la ley sobre seguridad nacional.

Precisamente Cervellera quiere volver a Hong Kong para encontrar un camino que devuelva la esperanza a los jóvenes, una esperanza verdadera puede nacer solo de la fe en el único Salvador. Su vuelta a Hong Kong es muy parecida a su primera misión: entonces le dominaba el deseo de volver a dar esperanza a los jóvenes que habían sufrido la masacre de Tiananmén, que originó una gran decepción entre los jóvenes hacia el Partido y las ideologías, y les impulsaron a buscar caminos verdaderos en las religiones y el cristianismo.

Una encuesta de hace algunos años en las universidades de Pekín y Shanghai mostró que más del 60% de los jóvenes está interesado en el cristianismo. Muchos temen que la libertad religiosa que hasta ahora ha disfrutado Hong Kong desaparezca, pero este viejo misionero no se arredra, y afirma que “es difícil destruir las semillas del Evangelio, y la pequeña semilla de mostaza crea plantas tan grandes que los pájaros del cielo pueden descansar entre sus ramas”.