EN 'EL ESPEJO'

Mons. Joan Enric Vives cuenta desde Panamá cómo está transcurriendo la JMJ

El Obispo de Urgel y copríncipe de Andorra participa en la JMJ con la delegación de la Conferencia Episcopal Española. 

Amparo Latre

Publicado el - Actualizado

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La cita del Evangelio de San Lucas, "He aquí la sierva del Señor. Hágase en mí según tu palabra" es el hilo conductor de la JMJ de Panamá, la tercera que preside el Papa Francisco.

En El Espejo, Mons. Joan Enric Vives ha destacado la acogida del pueblo panameño: "Está todo el mundo muy volcado, comercios e instituciones ponen palabras de bienvenida en la puerta".

"Los españoles estamos viviendo en familias y en parroquias que nos han acogido con muchísima hospitalidad", ha dicho el Arzobispo de la Diócesis de Urgel y Presidente de la Comisión de Seminarios y Universidades de la Conferencia Episcopal quien ha destacado la labor de los voluntarios, de todas las edades, que se van a ocupar en los próximos tres días de que todo sea más fácil para los peregrinos.

La Jornada Mundial de la Juventud coincide con los 500 años de la fundación de la ciudad de Panamá, que es la tercera diócesis que se creó en América en el S. XVI".

Las JMJ son momentos muy importantes en el proceso de fe de un joven. El arzobispo ha explicado que es una ocasión privilegiada para combatir la soledad: "Los jévenes acusan mucho la soledad cuando cuando se comprometen, se entregan, deciden y tienen sus dudas. Y en estos encuentros hay mucha calidez proque los panameños te acogen en sus casas. Un joven nota que ser católico no es algo que hago solo, sino que camino con otros muchos. Descubren una Iglesia muy cercana". 

Unos mil chicos y chicas de diócesis epañolas se han desplazado hasta Panamá para participar en este gran evento eclesial. "Aparentemente hay un desapego entre la juventud y la Iglesia. Pero hay muchos jóvenes a los que sí les interesa la propuesta, porque la palabra de Dios está viva. El joven necesita la comunión con la Iglesia y en encuentros así pueden experimentar que en la Iglesia hay un tesoro (la palabra, los sacramentos, la comunidad,...) donde por más que descubramos fallos, dificultades y pecados, desde hace 2000 años está anunciando una gran misión".