Monseñor Francisco Pérez González: “La amistad con Cristo nos hace más humanos”
‘El Espejo Fin de Semana’ conversa con el arzobispo de Pamplona, obispo de Tudela y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Octubre ha sido el Mes Misionero Extraordinario. Para valorarlo, ‘El Espejo Fin de Semana’ ha entrevistado a Monseñor Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona, obispo de Tudela y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones.
“Que la conciencia misionera entre en todo el pueblo de Dios: niños, jóvenes, adultos, distintas vocaciones… “, ha explicado Monseñor Pérez González sobre la iniciativa impulsada por el Papa Francisco. Los objetivos marcados con esta por el Pontífice son claros: “La oración (el encuentro con Cristo se hace en el diálogo con él), ser testigos de ese amor de Cristo en medio del mundo, formarnos y encontrarnos más con la palabra de Dios y solidarizarnos con los más pobres”.
“La misión no es un acto ideológico: es un encuentro con Jesucristo, y cuando uno se encuentra con un amigo lo proclama a los demás. Para que todos nos hagamos amigos de Jesús. La amistad con Cristo nos hace más humanos”, ha valorado también Monseñor Pérez González.
Como presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, resulta una voz autorizada a la hora de radiografiar el perfil del misionero español: “La edad media de nuestros misioneros es 73 años. Hay unos 11.000 entre religiosas, religiosos, sacerdotes y laicos”. “Sí que se nota un cierto cosquilleo evangelizador en muchos laicos. 10.000 jóvenes españoles van a distintos lugares misioneros del mundo durante el verano. Ese es un buen inicio para que muchos lo sientan”, ha apuntado.
“La misión, a las gentes que no conocen a Cristo, está viva. Igual no tanto como antes, pero sí que es verdad que hay inquietud, y esto irá floreciendo poco a poco. Todos tenemos ansias de que Jesucristo sea reconocido, adorado y amado”, ha confesado más que satisfecho Monseñor Pérez González.
El prelado se ha despedido con un sentido recuerdo para las personas que han entregado su vida a la Misión: “Lo hacen de esa forma tan digna. Ellos no se lucen, pero cuando uno recuerda a un misionero o sabe que un misionero ha muerto, y sobre todo tantos mártires, por anunciar a Jesucristo, es para sentirse muy orgulloso de ser cristiano y católico. Hay hermanos nuestros que están ahí en pie de batalla y que llevan ese fuego de amor de Dios”.