La pastoral penitenciaria no se olvida de las personas en prisión, tampoco en esta crisis del coronavirus

El padre Florencio Roselló, director de la pastoral penitenciaria explica en El Espejo como se trabaja en esta situación con los internos

Redacción Religión

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El coronavirus no se ha dejado ningún rincón en el mundo. A lo largo de estos meses hemos visto ocmo esta crisis ha afectado también en las prisiones. Han llegado noticias devastadoras sobre acontecimientos negativos en consecuencia de este virus que asola el mundo. Pero en medio de este caos, la Iglesia española, "no deja de ser Iglesia" para aquellas personas que se encuentran viviendo esta situación en la cárcel.

El padre Florencio Roselló es el Director del Departamento de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal y explica que "sorprendentemente nos llega un mensaje de tranquilidad en las prisiones españolas, a diferencia de lo que sucede en otros países. Los internos han entendido las medidas que se han tomado y agradecen el trabajo de los funcionarios. En general el ambiente es tranquilo y sereno, hay lo que hay durante todo el año".

"La prisiones son un espacio conflictivo donde se dan situaciones conflictivas todo el año, con coronavirus y sin coronavirus" explica Roselló en El Espejo de la Cadena COPE. "Desde el dia 13 de marzo se ha suspendido toda entrada a prisión que no sea la asistencia sanitaria. Los voluntarios y capellanes no entramos físicamente dentro", pero asegura que la Iglesia se reinventa para no dejar de ser -precisamente Iglesia-, para todas las personas de las cárceles de España.

Para que puedan seguir viviendo su fe

"No hemos dejado de ser pastoral penitenciaria". Se confeccionan mascarillas para trabajadores e internos de las prisiones, se mantiene el contacto vía carta, los capellanes siguen pendientes de las necesidades... "Se sigue atendiendo a las personas a través de las hojas litúrgicas, para que puedan seguir viviendo su fe como lo hacian cuando estabamos dentro. En San Sebastián, por ejemplo, han donado televisiones para los internos en aislamiento sanitario".

La incertidumbre que se vive en estos tiempos ayuda a "valorar la familia, valorar un saludo o un gesto, que hasta ahora en la sociedad y en la prisión -que es un reflejo de la sociedad- se tenía como algo normal, pues ahora le damos un gran valor. Muchos tal vez no han cuidado de su familia en libertad y ahora son momentos donde uno se da cuenta de lo que realmente vale en la vida".

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