La pequeña misión en extremo oriente donde dos españolas luchan por las niñas del país

Dos religiosas españolas trabajan en esta misión por un futuro mejor para las niñas

La pequeña misión en extremo oriente donde dos españolas luchan por las niñas del país

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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María Teresa Gómez y Olivia Vico pertenecen a la Congregación de Santo Domingo, y su misión está en el noreste de Tailandia, en la provincia de Udon Thani, donde su congregación sostiene la Casa Hogar Nuestra Señora del Rosario. La comunidad la forman tres religiosas dominicas, la dos españolas y otra venezolana. Este año se ha incorporado una religiosa de las Hijas de la Cruz, natural de Costa de Marfil.

La casa acoge a niñas de familias con escasos recursos económicos; algunas, además, corren el riesgo de abusos por parte de sus padrastros. En esta casa se ofrece a las niñas un hogar, donde tienen cariño, alimentación y vivienda digna. María Teresa dice que su objetivo es darles una formación integral, formación del corazón, formación de las manos y formación de la inteligencia, como les inculcó su Fundadora, la Madre Teresa Titos.

Para ello las matriculan en colegios religiosos donde pueden estudiar el Bachillerato completo, que en Tailandia es de 6 años, y las preparan para recibir los sacramentos. Para ello participan en las actividades de la parroquia, que es la catedral y en los encuentros de jóvenes de la diócesis. Entre las chicas que acompañan también las hay budistas, que conviven con toda normalidad con sus compañeras. María Teresa, que ha escrito a OMP contando la historia de la Casa Hogar, reza para que lleguen algún día a pedir el bautismo, hasta ahora solo una ha dado ese paso.

La Casa lleva ya once cursos, y en el que acaba de terminar han tenido 25 niñas. De las que llegaron el primer año, ya han finalizado la carrera universitaria dos chicas. Algunas, cuando terminan el bachillerato se ponen a trabajar. Otras comienzan estudios de contabilidad, secretariado, enfermería, que duran tres años. Gracias a los colaboradores, amigos de esta misión, y la ayuda de la Infancia Misionera pueden sufragar los gastos que conllevan la acogida de las niñas, los estudios de las niñas y los de las más jóvenes. Esta misionera granadina reza también para que el Señor regale a su congregación vocaciones nativas para seguir evangelizando en aquel lejano país que ya siente como suyo.