En 'El Espejo'
Ya puede visitarse la muestra “La zarza ardiendo. Entre el asombro y la emoción (1955_1975)”
El espacio expositivo O_LUMEN de los PP. Dominicos acoge una selección de las mejores muestras de arte religioso de mediados del siglo XX
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O_LUMEN -espacio para las artes y la palabra de los dominicos en Madrid- acoge la exposición La zarza ardiendo. Entre el asombro y la emoción (1955_1975). Una muestra que presenta la oportunidad de conocer en conjunto por vez primera una selección de los mejores exponentes de escultura, pintura y artes aplicadas realizados en España durante la décadas centrales del siglo XX, para así divulgar la amplia, valiosa y poco conocida obra de carácter religioso de este periodo. Agrupadas, apreciamos mejor el valor y la profundidad de las obras: el esfuerzo de renovación y actualización de un buen número de artistas en un contexto inicialmente reacio al arte contemporáneo en el que lograron abrir camino con brillantez y maestría.
Elena García Crespo, una de las comisarias de la exposición, ha explicado en 'El Espejo' que el nombre de la muestra es una metáfora, “esa llama que llama a contemplar el misterio que hay detrás de su mensaje, pero también tiene varias connotaciones. Expresa el asombro ante obras muy desconocidas por el público, pero muy potentes, y también la emoción al descubrirlas y al contemplar lo que representan”.
Obras de autores tan reconocidos como Lucio Muñoz, con su Gólgota (1964), un Crucificado (1961) de Josep Maria Subirach, el pintor Carlos Pascual de Lara, José Luis Sánchez, Vaquero Turcios, el escultor Venancio Blanco... Tal y como explica la comisaria de la exposición, “son muchos, son casi 20 artistas, pero queremos pedir disculpas por todos los que se han quedado fuera, porque tenemos un elenco de otros 20 artistas preparado por si esto tiene vocación de ir a más”.
Elena García Crespo recuerda que estas dos décadas del siglo pasado se caracterizan “por haber sido años muy prolíficos, muy brillante y sirvieron de verdadero catalizador, de introducción de la modernidad en nuestro país, con la característica de haber sido además unos años sobresalientes de integración de las artes, en los que arquitectos y artistas trabajaron en equipo, codo con codo, y se involucraron, no siendo los artistas meros decoradores”. La comisaria también señala la audacia de parte del clero de aquella época, que “tuvo la sensibilidad y la visión de incorporar la modernidad que entonces suponían esas obras en muchos espacios eclesiales que nos han quedado”.
La muestra se centra en las dos décadas que van desde 1955 a 1975, unos años caracterizados por ser el antes, el durante y el después del Concilio Vaticano II y que, en palabras de la comisaria, “agitaron muchas inquietudes”. “Desde los años 50 hubo unas circunstancias sociales, políticas, de reconstrucción, de explosión demográfica... que favorecieron la construcción de muchas iglesias”, señala Elena García Crespo.
“Tenemos ejemplos paradigmáticos de la integración del arte en la arquitectura, como en el Santuario de Aránzazu, que se inauguró en 1955 y que fue muy sonado el escándalo, lo que provocó que se paralizaran los trabajos artísticos hasta casi 10 años después, el Teologado que los dominicos tienen en Alcobendas, obra de Miguel Fisac o el Santuario de la Virgen del Camino de León”.
Por último, Elena García Crespo ha invitado a los oyentes a visitar la exposición. “No todos los artistas estaban dentro de la fe, aunque ninguno estaba completamente alejado de lo cristiano. El arte es arte, y cuando es un arte de calidad y auténtico, sorprende y emociona por igual a creyentes y no creyentes”.