La soledad en un mundo hipercomunicado, muy presente en el Capítulo General de las Religiosas Angélicas

El carisma de Santa Genoveva Torres, fundadora de la familia religiosa, es el motor de las hermanas que se quieren adaptar a los nuevos tiempos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Desde el inicio de la fundación, el 2 de febrero de 1911,por Santa Genoveva, en Valencia, hizo suya la misión de acoger la soledad de las personas. Santa Genoveva fue una mujer que quedó huérfana muy pequeña, sufrió una amputación de una pierna por un problema de salud y estuvo en una casa de niños huérfanos donde forjó su carácter y su temperamentos con muchas horas de Sagrario. Así llenó su soledad y así lo ha transmitido a sus casas hogares como ella los llamaba.

Una misión que se ha extendido a otras obras de apostolado como escuelas apostólicas, catequesis, pastoral juvenil, comedores para niños sin recursos. Atendiendo con preferencia a quienes sufren la pobreza de la soledad. También fuera de nuestras fronteras como en México, Venezuela y Colombia.

La nueva Madre General, Enedina Fernández Bueno, ha explicado a los oyentes de 'El Espejo' la vida y proyectos de las Religiosas Angélicas, donde ha hablado de la vida consagrada que considera “está siempre hiperactiva”, pero son los momentos de oración a Jesús Eucaristía los que llenan sus vidas para dar sentido a todo lo que hacen. Los tiempos de oración de la Liturgia, “la Eucaristía nos enriquece el corazón para dar atención a las personas mayores en las residencias”.

La Madre Enedina también ha querido acordarse de la situación de los mayores vivida en sus hogares durante la pandemia, asegura que “hemos sufrido y hemos sido muy atacadas fuertemente ahora con el Covid”.

Las Religiosas Angélicas, fueron pioneras en este tema de la soledad y en este Capítulo se ha tratado mucho el cómo hacer presencia significativa para tratar la soledad en un mundo hipercomunicado. La nueva Madre General se plantea preguntas sobre cómo hacerse presentes, cómo pedir y potenciar la participación de los laicos y ser ese pequeño oasis que “donde estemos nosotras la gente sienta que allí pueda dar un sentido a la soledad”.

El lema de este Capítulo que acaba de concluirse "Convocadas para una misión sin fronteras", tiene su sentido porque Jesús nos ha llamado para estar con Él y enviarnos a la misión de servir a los hermanos con un corazón misericordioso que sabe escuchar. En el momento presente, estas religiosas miran sus iniciativas y obras de cara al futuro “con esperanza” porque sienten la fuerza de su fundadora que tenía un gran carisma aunque, también se muestran realistas y como dice la Madre Enedina, “sabemos que la sociedad está pasando una profunda crisis de valores humanos, religiosos y eso también se traduce en falta de vocaciones”. Su papel cree que es el de ser audaces y buscar nuevas formas de integrar a todos los laicos en su misión. “Si no podemos estar en presencia física las hermanas, que estén desde su condición laical y vivir nuestro mismo carisma”.

Por otra parte en América, con presencia en Venezuela, México y Colombia considera que son otro tipo de dificultades pero, las esperanzas de ampliar en un futuro “también nos abre puertas hacia una mayor universalidad”.