Una parroquia en Chile se reinventa para hacer frente al coronavirus con un servicio centenario

El Comedor Solidario 421 nació a principios del siglo XX con el nombre de “Olla Santa Ana”, en un contexto de declive de la actividad portuaria de Valparaíso. Durante décadas acogió a la población más vulnerable ofreciéndole comida, ropa, duchas y un espacio de sano esparcimiento. Este servicio está vinculado a la iglesia de La Matriz, considerada monumento histórico nacional,que alberga una activa comunidad cristiana. Está enclavada en el barrio Puerto, uno de los lugares más antiguos de la ciudad.

Como muchos locales de esta ciudad chilena, el comedor se vio obligado a cerrar su acceso al público debido a la emergencia sanitaria, pero la creatividad de sus responsables ha permitido transformar su servicio para repartir comidas a un centenar de personas. El párroco, Gonzalo Bravo, se sintió conmovido por una homilía en la que el papa dijo que “la creatividad del amor vence el aislamiento”, y junto a los voluntarios del comedor pusieron en marcha la iniciativa.

Cumpliendo estrictamente las normas de higiene, los voluntarios preparan entre 80 y 130 bandejas de comida, que luego reparten a las personas que viven en la calle, en la conocida Plaza Echaurren. La emergencia ha dejado desamparadas a muchas personas que trabajan de manera informal cuidando vehículos y haciendo otras labores, que ahora no tienen ninguna remuneración.

El párroco está convencido de que en tiempos de crisis la solidaridad puede crecer. Y lo comprueba cada día con las donaciones que recibe de alimentos no perecederos, bandejas, cubiertos desechables, mascarillas y guantes. El Barrio del Puerto es Patrimonio de la Humanidad, de lo que están orgullosos, pero no quieren que Valparaíso sea sólo un conjunto de edificios de lindas fachadas, sino un lugar donde las personas más pobres puedan vivir mejor.