Así surge la vocación en los países más necesitados de misión

El próximo domingo se celebra la Jornada de las Vocaciones Nativas. En la situación actual la Iglesia noquiere dejar de apoyar a quienes serán en el futuro la columna de sus comunidades en África, Asia, América y Oceanía. Además la pandemia agravará la precariedad de los seminarios y noviciados en esosterritorios.

La historia que contamos hoy nos llega de la mano de un misionero español de la Consolata en Etiopía, Álvaro Palacios. En los años ochenta estaba yo destinado en una zona rural de ese país, donde eran frecuentes escaramuzas armadas. Los misioneros atendían en la zona tres escuelas, un dispensario y tres iglesias, y se movíanen caballo o mula.Además recibían en su propia casa chavales para ayudarles a asistir a la escuela: comían juntos, estudiaban, trabajaban el huerto de la misión y los fines de semana acompañaban alos misioneros a los poblados.

Uno de aquellos chicos tenía mostraba especialmente sus ganas de aprender, pero nunca ponía una excusa para no acompañar a estos misioneros hasta treinta o cuarenta kilómetros a pie, cargando una mochila con sus libros, y algo de comer para el misionero y él mismo. Era elprimero de su clase, pero también se esforzaba en el trabajo del huerto, y le gustaba servir como monaguillo durante la Misa.

Así que los misioneros le enviaron a la escuela secundaria a treinta kilómetros;se llevaba la comida para toda la semana y volvía los viernes por la tarde para acompañarlos de nuevo a las capillas.

Se llamaba SeyoumFranso, y un día dijo que quería ser como los misioneros, de modo que le mandaron al seminario. Primero al menor de Meki, y luego al mayor, en la capital, Addis Abeba, ambos sostenidos por la Obra de San Pedro Apóstol que se ocupa de fomentar las vocaciones nativas en los países de misión. Después completó su formación en Roma gracias a una beca de esa misma institución. Han pasado los años y ahoraSeyoum es Vicario Apostólico de Hosanna, situado al suroeste de la capital. Su historia ilustra el fruto del cuidado de la Iglesia universal por las vocaciones nativas, de cuya necesidad nos haremos más conscientes el próximo domingo.