El cambio de un pastor anglicano a partir de una vigilia presidida por Benedicto XVI
El pastor anglicano James Bradley fue testigo de un verdadero cambio tras una vigilia en Londres con Benedicto XVI
Madrid - Publicado el
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Hace diez años tenía lugar en Hyde Park, en el corazón de Londres, una vigilia de adoración eucarística presidida por el papa Benedicto XVI en vísperas de la beatificación del cardenal John Henry Newman. Entre los miles de participantes estaba el pastor anglicano James Bradley, que había acudido con un grupo de 25 feligreses. “Cuando llegamos a Hyde Park, ha contado al periódico CatholicHerald, vimos un mar de rostros familiares: otros anglicanos que habían venido y que, como nosotros, estaban en camino, y ex anglicanos que ya habían hecho el viaje a la Iglesia católica”.
En aquel momento Bradley no sabía que aquel día iba a cambiar su vida. Recuerda con nitidez las palabras de Benedicto XVI sobre la vocación, sobre la llamada a responder a la verdad, y cómo animó a los presentes a estar abiertos a la voz de Dios “resonando en lo más profundo de vuestro corazón”. Un año antes, el Papa había establecido elOrdinariatoPersonal de Nuestra Señora de Walshingam para acoger a los anglicanos que deseaban entrar en la Iglesia católica preservando algunos aspectos de la liturgia y de su tradición anglicana. De modo que aquellas palabras resonaron con fuerza en sus oídos.
Durante la Adoración al Santísimovolvió a escuchar esa voz con más claridad. La imagen del Papa arrodillado en oración ante el Señor en el Santísimo Sacramento, rodeado de los obispos y sacerdotes, y demiles de personas en silenciosa adoración fue para él y para los que le acompañaban, “un signo vivo de todo lo que la Iglesia Católica es realmente”.
“Experimentar eso en Hyde Park, en el más inglés de los lugares, y celebrar la vida y la santidad de un inglés que en su propio tiempo había experimentado gran parte de la confusión que nosotros, como anglicanos, también experimentábamos en nuestros días, nos mostró la necesidad de un camino claro y decidido a seguir”. De este modo, aquella noche hace diez años, James Bradley experimentó la “luz amable”de la verdad que Newman había encontrado y seguido, y ella le condujo al hogar de la Iglesia católica donde ahora sirve como sacerdote.