Las dificultades de un convento de clausura durante la pandemia y la respuesta de todo un pueblo
Madrid - Publicado el
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El convento de las clarisas de Baeza ha sufrido el azote del COVID 19 hasta el punto de que las diez religiosas que forman la comunidad se han contagiado, y han tardado un mes y medio en superar la enfermedad, que provocó el aislamiento total del convento. Las monjas se quedaron sin poder asistir a diario a la Santa Misa, que seguían a través de Trece televisión. Ademásexponían el Santísimo más tiempo para poder alimentarse espiritualmente del Señor sacramentado.En esas largas jornadas de oración, a las que cada hermana se sumaba en función de sus fuerzas físicas, ya que algunas estuvieron muy enfermas, las monjas se identificaron muy especialmente con todos los afectados por la pandemia en el mundo y rezaron intensamente por su recuperación.
Durante ese periodo las clarisas de Baeza han vivido en su propia carne otro aspecto de la pandemia, el que tiene que ver con el trabajo y los medios de vida. Con un contagio tan extenso en el tiempo, las religiosas no han podido trabajar en la que es su única fuente de ingresos: la elaboración de dulces. La dificultad se prolongó incluso ya superado el virus, dado que existía una reticencia a comprar sus dulces por miedo a que aún estuvieran contagiadas. Hubo quien les exigió un certificado médico, y aun así, persistía la desconfianza.
Gracias a la iniciativa de un benefactor del convento, se puso en marcha la campaña Endulza tu corazón, organizada por la Agrupación Arciprestal de Cofradías, que permitió llevar los dulces de las religiosas hasta las puertas de las parroquias de Baeza para que pudieran ser adquiridos por los feligreses.La campaña ha estado activa del 5 al 8 de diciembre y se han recaudado 2.900 euros. Además, el eco que ha tenido en los medios ha permitido que la gente empiece a acudir al convento a comprar.
Junto a la ayuda capital de la Agrupación Arciprestal de Cofradías, las clarisas quieren mostrar su agradecimiento a muchos vecinos de Baeza que durante este tiempo difícil les ayudado de diversas formas, llevándoles incluso comida. Sin todas estas ayudas no habrían podido salir adelante. Ahora ellas lo devuelven en forma de oración y presencia de una vida que está en el corazón del pueblo cristiano y le recuerda siempre lo esencial.