Las dificultades de los cristianos del norte de Irak para volver a sus ciudades tras el Daesh

Tras la liberación de Mosul de la ocupación del Daesh, los cristianos siguen teniendo dificultades

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cuando Mosul fue liberada del Daesh, la iglesia sirocatólica de Santo Tomás fue el primer lugar de la ciudad donde volvió a celebrarse Misa. Pero sólo hace unos meses se pudo empezar a reconstruir el edificio, con apoyo de las entidades francesas Obra de Oriente y Fraternidad en Irak.Hace unas semanas contaron con la ayuda de un grupo de jóvenes musulmanes para la limpiezade escombros. Estos voluntarios quieren lanzar a los cristianos el mensaje de que vuelvan a Mosul, porque la ciudad no está completa sin ellos.

También la UNESCO ha puesto en marcha un proyecto de reconstrucción del patrimonio de la ciudad puesto con el lema Revivir el espíritu de Mosul. Mosul siempre ha sido conocida por la convivencia de distintos grupos étnicos y religiosos. La cantidad de mezquitas, iglesias y sinagogas de su casco antiguo daba prueba de ello, hasta que la invasión del Daesh en 2014 y la batalla para su expulsión dañaron o destruyeron la mayoría. La UNESCO quiere que la reparación sirva para «promover la cohesión social y la reconciliación», y recuperar parte del alma de la ciudad.

Por ello, se han elegido lugares con valor histórico pero también importantes para la comunidad, como las mezquitas de Al Nuri yNabiYounis (donde se encuentra según la tradición la tumba del profeta Jonás) y las iglesias de Al Tahira (de la comunidad sirocatólica) y Al Saa’a, del convento dominico de Nuestra Señora de la Hora. Esta última fue elegida por su valor simbólico, porque en el perfil de la ciudad, junto al minarete de Al Nuri, destacaba su famosa torre del reloj, por cuya hora se guiaban todos los vecinos.

Pero el regreso de los cristianos a la ciudad y a toda la región de la Llanura de Nínive afronta muchas dificultades, entre ellas el temor por la inseguridad, la falta de infraestructuras y la situación de desempleo. Desde 2017, apenas 50 familias han vuelto a sus hogares en la ciudad. De las 400 personas que llenaban la iglesia de Al Saa’a los domingos, solo han vuelto algunas, y sin sus hijos. Otros vienen a trabajar pero viven fuera, ya que nadie quiere vivir en la ciudad vieja. De hecho, tal como revelaun informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada, el regreso a los pueblos cristianos de la llanura de Nínive ha dado marcha atrás en 2019, después de obtener buenos resultados en 2017 y 2018.

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