Las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia: "La madre tenia una idea muy clara y era hacer el bien"

Hace unos días contábamos en el Espejo la historia de unas religiosas en Murcia que han acogido a unos niños procedentes de Kenia para una importante operación quirúrgica. Debido al confinamiento y a la pandemia del coronavirus las Hermanas misioneras de la Sagrada Familia les acogieron a ellos y a sus madres en su casa. Es una congregación fundada en 1982 por la Hermana María Campillo y la Madre Aurora Giménez, superiora general de la congregación, explica en qué consiste su carisma.

La Madre MarÍa Campillo tuvo "una vida muy sencilla, pero muy intensa espiritualmente. Le preocupaba muchísimo que la gente se acercase al Señor" La Madre Aurora explica que era "una mujer muy trabajadora y que tenía una familia que dependía de ella. Era una mujer de la huerta, pero con muchísima pasión por el Señor. Una mujer muy emprendedora".

"Empezó trabajando con los jóvenes, en tandas de ejercicios, hacía semanas de juventud, estuvo mucho tiempo en Acción Católica y en Cursillos de Cristiandad", cuenta la madre. "Creó una casa de ejercicios porque tenía tanta gente que no había casa que los recibiera. Surgieron hermanas que queríamos seguir y le pedimos al señor obispo los permisos y las aprobaciones".

La espiritualidad de estas religiosas se basa en las idesa de la fundadora: "La madre tenía una idea muy clara y era hacer el bien. Hacer el bien a toda la gente que tuviera a su alcance. Ella me decía: me gustaría tener una gestoría para coger todos los problemas de la gente y yo poderlos solucionar. Ella queria que se trabajara, que se formaran, que siguieran a Jesucristo".

La madre estaba muy preocupada por los sacerdotes, creía que había que ayudarles en su labor parroquial y en su ancianidad. Por eso quiso hacer una residencia para sacerdotes, y como se encontró algún problema, abrió el abanico y decidió hacer una para todo el mundo. Pero con un ala solamente para sacerdotes que se llama Hogar de Nazareth".

"En el 2014 mandamos a una hermanas a Kenia y empezamos a hacer ahí el apostolado y empezaron a venir chicas. Alquilamos una casa, luego fueron dos, luego se hacía pequeña y una persona nos dejó un terrerno. Y ahora estamos con muchas dificultades tratando de crear un convento. Ya tenemos 20 hermanas y no podemos acoger más porque somos pocas y con pocos medios. Nos fiamos del Señor y vamos haciendo lo que él va permitiendo".