En 'El Espejo'
“Navarro-Valls era un hombre audaz, valiente y leal”
El profesor Rafael Navarro-Valls desgrana la figura de su hermano Joaquín en el libro 'Navarro-Valls, el portavoz'
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La figura de Joaquín Navarro-Valls resulta fundamental para entender la historia reciente de nuestra Iglesia. Su hermano Rafael , catedrático emérito de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, desgrana -a través de 20 testimonios- su figura como portavoz de la Santa Sede durante el Pontificado de Juan Pablo II en el libro Navarro-Valls, el portavoz.
El jurista considera que Juan Pablo II eligió a su hermano porque “vio un prestigioso periodista, que era el presidente de los corresponsales italianos acreditados en el Quirinal -sede del Gobierno italiano- y en la Santa Sede, vio además a una persona con un trasfondo cristiano y, personalmente, también lo conoció, porque lo había invitado a comer para que le diera su punto de vista sobre la comunicación de la Santa Sede”.
“Cuando Juan Pablo II le preguntó qué había que hacer, Joaquín le dijo que había que hacer una revolución. El acierto del portavoz fue que exigió línea directa con el Papa, de manera que todas las cosas que decía estaban tamizadas por conversaciones con Juan Pablo II. Eso yo creo que no se ha vuelto a repetir: una relación tan estrecha entre el Papa y su jefe de prensa”, señala Rafael Navarro-Valls.
Esta relación, explica, el hermano de Joaquín Navarro-Valls, ha dado pie a que “algunos de sus colaboradores insinúa una cierta tensión con la Secretaría de Estado. Yo creo que no llegó a tal, pero sí que había una cierta resistencia a que las noticias fueran directamente del Papa al portavoz, pero gracias a Dios se resolvió pronto”.
Joaquín Navarro-Valls también se vio obligado a informar de un asunto complicado: la salud del Papa. “Se dio cuenta de que era vital la transparencia. No se podía engañar a la gente. No se les podía quitar noticias que les pertenecían. Por eso, en materia de salud, Joaquín fue muy claro siempre. Eso produjo una cierta rotura de moldes, porque la salud del Papa era algo pretéritamente intocable. Pero Joaquín, cuando tuvo que decir que el Papa tenía párkinson, lo dijo, y cuando tuvo que decir que había aparecido un tumor, lo dijo”.
El portavoz vaticano acompañó al Papa en más de 100 viajes. “Era muy cercano al Papa, comían con frecuencia y estaban en estrechísimo contacto. Recuerdo que cuando el dictador Noriega se refugió en la Nunciatura en Panamá, y antes de la misa, el Papa estaba revistiéndose y le dió instrucciones a Joaquín, que fue muy duro con George Bush padre y logró que bajara el tono. Esa libertad de acción que el Papa le daba le daba también una gran seguridad y serenidad en las cosas que hacía. Mi hermano era un hombre audaz, valiente y leal”.