El alcalde de O Grove desvela cómo es el agresor del abuelo del árbitro fallecido: "Más de una vez"
José Antonio Cacabelos es primo de la víctima que salió en defensa de su nieto y fue empujado por el padre de una jugadora y que, tras varias semanas en el hospital, ha muerto
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Juanma Castaño conoce de la mano de José Antonio Cacabelos, alcalde de O Grove, detalles sobre el agresor del abuelo del árbitro que estaba siendo insultado en un partido de balonmano en Sanxenxo
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El trágico desenlace que ha conmocionado a la comunidad deportiva gallega ha sido objeto de atención por parte de los medios, con nuevas revelaciones sobre la identidad del agresor del abuelo del árbitro que falleció tras un incidente ocurrido en un partido de balonmano en Sanxenxo. En una entrevista en El Partidazo de COPE, Juanma Castaño tuvo la oportunidad de dialogar con José Antonio Cacabelos, alcalde de O Grove, quien detalló cómo es la figura del hombre responsable de la agresión y sus antecedentes en el mundo del deporte.
El hecho ocurrió el 17 de diciembre de 2024 durante un enfrentamiento entre el Sanxenxo Balonmán y el Club Rasoeiro Balonmán en categorías cadetes femeninas. Según los testigos, el agresor, padre de una jugadora, estuvo insultando al árbitro, un joven de 16 años, en repetidas ocasiones durante el partido. En un momento dado, el abuelo del árbitro, de 68 años, bajó las gradas y recriminó al hombre su actitud, pidiéndole que "parase ya". La respuesta fue un empujón tan fuerte que dejó al anciano tendido en el suelo, iniciando una cadena de eventos que terminarían con su muerte dos meses después, tras permanecer en coma durante ese tiempo.
José Antonio Cacabelos, alcalde de O Grove, explicó que no conocía personalmente al agresor, pero sí era consciente de su presencia en la localidad desde hace algunos años. Se trata de un hombre asentado en O Grove con su familia, un matrimonio con dos hijas, una de ellas jugadora de balonmano en el club local. Según relató Cacabelos, el agresor era conocido en el ámbito deportivo por su comportamiento violento en los partidos a los que asistía como aficionado. "El presidente de la Federación Gallega me comentó que en más de una ocasión se le había impedido la entrada en algún pabellón debido a su comportamiento agresivo", explicó el alcalde.
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Vista del pueblo gallego de O Grove, en Pontevedra, Galicia
Aunque el agresor no era una figura habitual en los partidos, se sabe que su hija jugaba en el club de balonmano local, lo que lo conectaba de alguna forma con el mundo deportivo de la zona. A pesar de esto, Cacabelos relató que en la vida cotidiana del municipio no se le veía mucho, y que su presencia en los partidos de balonmano ya no era tan frecuente.
Un hombre con antecedentes problemáticos
La figura del agresor no era desconocida en el entorno del balonmano. En palabras del alcalde, el comportamiento del individuo había sido previamente motivo de quejas. La Federación Gallega de Balonmán y otros responsables del deporte local ya tenían constancia de sus actitudes durante otros encuentros, y la situación había sido tratada anteriormente debido a la violencia que el hombre había mostrado en otras ocasiones. Esto da cuenta de un patrón de conducta que se repetía y que finalmente desembocó en una tragedia.
Además de su comportamiento en el ámbito deportivo, el agresor parece ser un hombre conocido en la localidad, pero que llevaba una vida relativamente discreta fuera de los recintos deportivos. Según el alcalde, no es una persona que se dejara ver con frecuencia por las calles de O Grove, lo que alimenta la sensación de que su comportamiento agresivo y su vinculación con el deporte son los aspectos que más han marcado su presencia en la comunidad.
El suceso ha dejado una profunda huella en el balonmano gallego y en la comunidad deportiva en general. La Federación Galega de Balonmán, tras el fallecimiento del abuelo del árbitro, ha emitido un comunicado lamentando el trágico suceso y pidiendo disculpas por no haber sido capaces de evitar la agresión. En el mensaje se reconoce la falta de respuesta ante el problema de la violencia en el deporte, un tema que, lamentablemente, sigue siendo una lacra a pesar de los esfuerzos por erradicarlo.
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Vista del pueblo gallego de O Grove, en Pontevedra, Galicia
El impacto de lo sucedido ha llevado incluso a una revisión de las normativas y medidas de seguridad en los recintos deportivos, buscando que situaciones como la ocurrida en Sanxenxo no se repitan. La instrucción judicial sigue abierta y el caso ha sido calificado como un presunto homicidio imprudente. Aunque el agresor no ha sido detenido hasta el momento, la Guardia Civil continúa con la investigación, y se espera que se depuren responsabilidades para esclarecer lo sucedido.
Una sanción ejemplar
El caso también ha generado una respuesta contundente desde las instituciones gallegas. La Comisión Galega de Control contra a Violencia ha abierto un expediente sancionador por infracción muy grave al agresor, quien podría enfrentarse a una multa de entre 60.000 y 650.000 euros, además de una posible expulsión de todos los recintos deportivos durante cinco años. El conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes, Diego Calvo, ha expresado su condena firme hacia el suceso, afirmando que se utilizarán todos los medios disponibles para erradicar la violencia en el deporte.
Por su parte, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, lamentó profundamente lo sucedido y extendió su pésame a la familia del fallecido, Andrés Rico, cuyo recuerdo será siempre un símbolo de los valores que el balonmano debería transmitir: respeto, esfuerzo y trabajo en equipo.