Viaja de Mallorca a Arabia para la Supercopa, paga un hotel y al llegar se queda en la calle: "Nos han hecho un Dani Olmo"
Pere y Víctor son dos de las decenas de aficionados del RCD Mallorca que se han visto afectados por el trato de algunos alojamientos en Jeddah
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Cuando se trata de vivir la pasión por el fútbol, algunos aficionados no escatiman esfuerzos ni dinero, y el caso de Pere y Víctor, dos seguidores del RCD Mallorca, lo demuestra a la perfección. Estos dos mallorquines decidieron viajar hasta Jeddah (Arabia Saudí) para presenciar la Supercopa de España, un evento de gran envergadura que reunió a los mejores equipos del país en un nuevo escenario internacional. Sin embargo, lo que debía ser una experiencia inolvidable se convirtió en una pesadilla logística que los dejó en la calle, a pesar de tener las habitaciones del hotel reservadas y pagadas con antelación.
El viaje comenzó como muchos lo harían: con una ilusión desbordante y un vuelo directo desde Mallorca a Jeddah, acompañado de 70 abonados del club, entre ellos Pere y su padre, que tenían todo organizado. La Supercopa prometía ser un evento inolvidable, pero los problemas empezaron a surgir en el momento de la llegada al hotel.
Como narró Jordi Jiménez en El Partidazo de COPE, la delegación de aficionados, entre los que se encontraban Pere y Víctor, aterrizó en el aeropuerto internacional King Abdulaziz de Jeddah a una hora en la que, aparentemente, ya no podían hacer nada para evitar el problema. El hotel donde tenían sus habitaciones reservadas, el Al Kornich, les informó que no había espacio disponible. El motivo: un "overbooking" que dejó a los 20 aficionados sin alojamiento, a pesar de tener todo confirmado y pagado.
Pere, quien viajaba con su padre de 67 años, relató con detalle el infierno que vivieron esa noche. “Nos dijeron que como llegábamos después de las seis de la tarde, las habitaciones que habíamos reservado se habían vendido a otras personas”, explicó. A pesar de ser un hotel internacional de 4 estrellas, el trato que recibieron fue el de una total indiferencia. No hubo excusas ni alternativas, solo la orden de abandonar el establecimiento a las 10:30 de la noche en una ciudad desconocida y, para colmo, con un fuerte calor.
Al llegar se queda en la calle
La angustia se apoderó de Pere y su padre, que, con poca ayuda por parte del personal del hotel, empezaron a buscar una solución. “Fue como si se hundiera un barco, cada uno buscó alojamiento en otro sitio. Nos fuimos a otro hotel, pagado y reservado, y tampoco tenían nuestras habitaciones”, dijo. La frustración creció a medida que las horas pasaban y la situación se volvía más caótica.
Tras recorrer varias opciones, finalmente consiguieron un lugar en un rascacielos de 14 plantas, un alojamiento que no figuraba en ninguna página web y que parecía ser exclusivamente para locales. Afortunadamente, lograron descansar después de un día de tensión. Pero el precio no fue barato: “Nos costó entre 200 y 300 euros la noche”, relató Pere. Además, añadió que aún no había recibido la devolución del dinero por las habitaciones perdidas, aunque le aseguraron que se gestionaría.
El relato de Víctor, otro seguidor del Mallorca que también viajó en ese mismo vuelo, corrobora la versión de Pere. El caos fue generalizado entre los aficionados, que, al igual que ellos, tuvieron que recorrer varios hoteles en plena madrugada. “Nos hicieron la de Dani Olmo, pero al final conseguimos alojamiento en un hotel occidental”, comentó Víctor, aliviado de haber encontrado un lugar más adecuado. Sin embargo, su experiencia también estuvo marcada por el estrés y la incertidumbre de no saber qué pasaría a continuación.
A pesar de las adversidades, la solidaridad entre los aficionados se hizo notar. Gracias a un grupo de WhatsApp, se fueron organizando y gestionando los problemas. En un gesto de apoyo, algunos de los aficionados sin alojamiento fueron derivados al hotel de los jugadores para pasar la noche. Aunque la situación se normalizó parcialmente, la primera noche de los viajeros fue un verdadero suplicio.
Un negocio con dos caras
Pere y Víctor, junto con el resto de los aficionados afectados, tuvieron que afrontar una situación que va más allá de los imprevistos que suelen acompañar a los viajes. Lo que debía ser una celebración del fútbol y un viaje soñado se convirtió en una amarga experiencia de mal servicio, falta de organización y estrés, que, en algunos casos, se resolvió por pura suerte.
La Supercopa en Arabia ha abierto una puerta al mercado árabe para el fútbol español, pero también ha puesto en evidencia la importancia de una correcta gestión turística. A los aficionados, como los de Mallorca, se les promete un evento espectacular, pero si el alojamiento y la logística no están a la altura, la experiencia puede arruinarse por completo.