López - Mirones: “Los murciélagos vampiro guardan la distancia social con los infectados”

El divulgador y biólogo asegura en Fin de Semana con Cristina que son pequeños animales que beben la sangre de sus presas y que pueden transmitir muchas enfermedades

Cristina L. SchlichtingRedacción Fin de Semana

Publicado el - Actualizado

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Si pensábamos que con la distancia de seguridad estábamos inventando algo así como la pólvora. Nada más lejos de la realidad. Esta semana, Fernando López – Mirones nos trae un estudio muy interesante. Entre la Universidad de Ohio y sus compañeros del Museo de Ciencias Naturales de Berlín, han descubierto que un tipo muy concreto de murciélagos, los vampiros, guardan la distancia de seguridad cuando algunos miembros de la colonia han quedado infectados: “Lo que han hecho es coger una colonia de vampiros, que viven en árboles o en cuevas. Les han puesto unas mochilitas con sensores de proximidad. Son animales muy sociales, muy jerárquicos y salen cada noche a comer sangre de vertebrados. Suelen atacar a animales, algunos especializados en gallinas y otros en aves marinas” ha comentado el biólogo.

Son animales que nos encontramos en climas tropicales: “Salen por la noche y caminando van hasta la vaca y en la pezuña le hacen una herida, donde le inyectan un anestésico y un anticoagulante. Ojo porque esto se está estudiando, se ha llamado draculina. A partir de cosas como esta se hacen las medicinas, que vienen de la naturaleza, y con esto están desarrollando un anti coagulante” dice López – Mirones.

“Estos bichitos siempre van a la misma presa porque la herida no se cierra y la vaca no se cierra. Esto me pasó a mí cuando fui a Orinoco a una cabaña en la que vivían una colonia de estos vampiros, donde el vertebrado más cercanos era yo. Si pones el talón cerca de la mosquitera, estos bichitos vienen y te pican, y te pueden transmitir la radio” ha dicho el documentalista.

“Con respecto al distanciamiento, han descubierto que, a partir de las hembras, que eran lo que querían los investigadores para tener uniformidad, lo que hicieron fue inyectarles una molécula que les hacía sentirse enfermas y a otras pocas les ponían un placebo. Las soltaron con sus mochilitas que recogen sus datos de movimiento y descubrieron que las que estaban enfermas tenían muchas menos interacciones que las demás” ha comentado el divulgador científico.