“Puedes comprender mejor a tu hijo viendo cómo dibuja su casa, un árbol y a sí mismo"
Marian Rojas, psiquiatra y autora de 'Encuentra tu persona vitamina', explica en Fin de Semana cómo interpretar los dibujos de los niños pequeños
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Llega la Navidad y los niños estarán en casa, eso implica usar los lápices de colores para dibujar sus fantasías o sus experiencias, y muchas de esas cosas, dicen, expresan lo que tienen dentro. ¿Cómo interpretarlo? Nadie mejor que la psiquiatra Marian Rojas, autora de ‘Encuentra tu persona vitamina’, para tener las claves, las cuales da en Fin de Semana con Cristina: “Es un tema que creo que a todo padre le ha interesado en algún momento, cuando ven sus dibujos, y todos creemos que significan algo. Esto tiene su origen en Freud, que fue el primero en darse cuenta y hablaba del subconsciente y busca maneras de sacar lo que llevamos dentro y no sabemos expresar. Todos tenemos cosas que nos cuesta decir, y los niños tienen un lenguaje muy pobre para hablar de ellos mismos”.
“Muchas veces cuando un niño viene a terapia, de forma complementaria a la exploración psicológica, les hacemos dibujar”, cuenta Marian, “y estos dibujos pueden tener mucho significado y pueden ayudarnos a entender qué tiene este niño que no sabe expresar bien. Se llaman test proyectivos, y son de dos tipos: los de las imágenes, que el típico es el de Rorschach, lo hemos visto en películas, esas manchas que uno tiene que interpretar; y el TAP, que yo empleo mucho, que son imágenes del día a día en la que tú le pides al paciente que te haga una historia. Cuando veo que alguien no sabe contar bien algo o no me cuenta lo que creo que quiere contar, le pido que me haga una historia, que use su imaginación y haga un dibujo, y ahí salen muchas cosas”.
Rojas detalla que dibujar “funciona muy bien en los niños” y que lo clásico es pedir que se dibujen a ellos mismos y a toda la familia, que dibujen una casa o un árbol: “La interpretación no solo son los rasgos sino mirarlo en el contexto. Lo primero es ver cómo el niño se enfrenta al papel, si lo gira, lo da la vuelta, la forma en la que pinta, si fuerte o flojo, etc., si se dibuja a sí mismo y cómo, si con cabeza u orejas grandes, caras con dientes afilados, etc.; si de repente ves que un niño que suele dibujar con colores dibuja en negro o pinta una familia y se pone en pequeñito, te das cuenta de muchas cosas”.
“Muchas veces la capacidad intelectual de poner detalles está muy mermada por las pantallas”, explica Marian, que añade que “una persona que pone más detalles tiene más capacidad de observación”. Igualmente, el cómo dibujan los niños su casa es muy interesante, según la psiquiatra: “Si las ventanas tienen rejas, si tiene chimenea, si sale humo y de qué color. Y está el tema del árbol, que siempre me ha gustado mucho porque es sencillo de interpretar: el tronco es la identidad, mucha rama es mucha complicación, cuanto más alto es la intelectualidad, si hay muchas hojas o flores es deseo de aparentar y cuesta que el niño profundice; si pinta una palmera es que buscan un cambio y están aburridos de su día a día. Cuanto más detallado el árbol más obsesivo es el niño”.
Marian, para terminar, explica que “cuando les hago dibujar la familia, que veas dónde se ubican ellos, al lado de quién se ponen. No es tanto que dibujen bien o mal, es de signos externos. Cuando lo ves en global y viendo la forma de ser del niño, ves cómo es, incluso por cómo coge el lápiz”.