Arzobispo de Valencia, en Fin de Semana: "Hay que encontrar una palabra de esperanza porque esta tragedia tardará años en olvidarse"

Monseñor Enrique Benavent ha trasladado a los oyentes la solidaridad del Papa "muy afectado por lo que ha ocurrido"

Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

      
      
             
      

El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, sigue minuto a minuto las noticias que se van produciendo sobre la catástrofe que ha asolado a la Comunidad Valenciana desde el pasado martes.

"Me he desplazado a algunas pedanías de la ciudad de Valencia, a los pueblos vecinos, todavía no he podido acercarme. Me recomiendan que todavía no es el momento porque la situación es tan dramática que casi es una molestia para los servicios públicos. Voy a intentar acercarme para comprobar in situ y estar cerca de los sacerdotes y de los fieles, en la medida que pueda. He visitado tres parroquias, que son pedanías de Valencia, que están afectadas. En una de las parroquias se ha colocado el centro de atención a la gente. De hecho, la iglesia está funcionando estos días como un centro de recogida de alimentos, de recogida de material y de distribución a las personas necesitadas, de cosas de primeras necesidades", describe el arzobispo

Monseñor Benavent  ha estado cerca de personas que se han salvado milagrosamente, "he estado con los sacerdotes y me parece realmente una situación dramática. He escuchado algunas historias de personas que se han salvado de una manera muy dramática y también he conocido algunas situaciones de familias que han fallecido de una manera dramática, sobre todas las personas que tenían la movilidad reducida, que vivían en plantas bajas y que no tuvieron tiempo de salir de casa, ni siquiera de subir al primer piso de su casa".

El Papa está informado y consternado

Está en constante comunicación con los sacerdotes, párrocos de las localidades y pedanías más afectadas, y mantiene informado al Papa Francisco que le llamaba para saber de primera mano cómo se iban sucediendo los acontecimientos. "Primero nos llegó un vídeo a través del presidente de la Conferencia Episcopal, donde decía unas palabras de aliento y de consuelo. Ayer por la tarde, el Papa me llamó personalmente, tuvimos una conversación de cinco minutos, le conté algunos detalles, algunas historias personales, comprobé que está profundamente afectado, me manifestó su cercanía y su solidaridad y estuvimos dialogando unos momentos. Y en el Ángelus de la fiesta de Todos los Santos, también ha dirigido unas palabras de aliento y de cercanía a todos los valencianos y a otras personas de otras regiones que también han sufrido los efectos de la DANA, aunque evidentemente no ha sido tan fuerte como aquí", cuenta monseñor Benavent a Cristina López Schlichting.

El arzobispo que confiesa que la noche del martes, cuando se produjeron la riadas, "no éramos conscientes de la dimensión. Sabíamos que podía haber algunas víctimas mortales, pero no imaginábamos lo que se ha producido, ¡que todavía no sabemos exactamente lo que será! Sabíamos también, por conocidos que tenemos, que había situaciones humanas dramáticas de personas que estaban en situación desesperada y no acudían los servicios de emergencia. Pero realmente tomamos conciencia de lo grave que podría ser a partir del miércoles por la mañana".

hay historias de esperanza, pero la mayoría dramáticas

El arzobispo de Valencia ha contado alguna de las historias que ha conocido de cerca y ponen los pelos de punta: "dos amigos me mandaron un WhatsApp diciendo que una cuñada suya y el hijo de cinco años estaban en Catarroja encima de un muro, que estaban llamando al 112 y que no cogía nadie el teléfono. Llamé a uno de los párrocos de Catarroja le mandé la ubicación para que avisara a la Policía Local. No respondieron al teléfono. El párroco mandó la ubicación a unos conocidos suyos que viven cerca del lugar donde se encontraban. Esto eran las diez y media de la noche. A la una de la madrugada, me dijeron que todavía estaban encima del muro, pero que habían podido contactar con los servicios de emergencia y que les había mandado la ubicación. Al día siguiente me dijo que a las cinco de la madrugada había ido un vecino de la zona para recogerles y llevarles a su casa". 

      
             
      

Pero no todas han podido ser rescatados, cuenta el monseñor Benavent la tragedia  de una familia, "un matrimonio que iba con su hijo en el coche. El padre, que era el conductor, salió para sacar al niño del coche y cuando estaba afuera, la riada se llevó el coche con la madre y el niño que han fallecido o la que he conocido hoy mismo cuando he ido a la parroquia de la Torre, un señor que iba todos los días a misa, vivía en una planta baja por tener movilidad reducida, pues se lo han encontrado ahogado. Hay muchas historias de personas sencillas, personas humildes, y en el fondo, detrás de cada fallecido hay un drama", lamenta.

Hay que encontrar una palabra de esperanza, de aliento

Monseñor Benavent concluía la entrevista dando gracias a todos "por sus oraciones. Para mí también es importante saber encontrar una palabra de esperanza, una palabra de aliento a todas estas personas, que este drama resultará difícil de olvidar. Los que lo han vivido de cerca tardarán años en olvidarlo. Pero hemos de estar a su lado y hemos de transmitirles una palabra de fe, de esperanza en Dios y en la vida eterna".