Un famoso actor duerme en un hotel de Málaga y lo que se encuentra en su habitación le obliga a pedir un cambio inmediato de alojamiento: "Había..."

José Aguilar Romero ha trabajado durante más de 42 años como conserje en un hotel, lo que le da autoridad de sobra para escribir un divertido libro de anécdotas 'La vida es un gran hotel'. En Fin de Semana ha compartido algunas realmente increíbles. 

María Bandera

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José Aguilar Romero ha trabajado durante 42 años en un hotel, lo que le da autoridad para escribir un divertido libro de anécdotas 'La vida es un gran hotel'. "Lo que sucede en un hotel es la vida misma, porque nos encontramos con cantidad de clientes, de cualquier estatus social y en situaciones totalmente diferentes".

José comenzó a trabajar en uno de estos establecimientos con tan solo dieciocho años. Reconoce que en todo este tiempo ha cambiado mucho el mundo de la hostelería. "Las nuevas tecnologías llegaron a los hoteles, lo que en parte benefició mucho a la organización interna". 

Ahora  un gran hotel es un cibersistema donde "todo  está relacionado con todo", lo que en muchos aspectos, es positivo aunque en otros, tiene sus "dudas". 

Pero si hay un verdadero protagonista en los hoteles, ese es el cliente. Sin ellos habría sido imposible nutrir el desternillante libro de José Aguilar que atesora más de 600 historias.

de mesa en mesa presidencial

En una de ellas, una pareja que estaba organizando su boda dijo que quería cuatro mesas presidenciales en el salón de boda. La razón, explica José Aguilar es que los padres de ambos estaban divorciados y que "iban a acudir con sus respectivas parejas".

Hasta ahí todo relativamente normal pero "con el primer plato la pareja de recién casados se sentó en una de las mesas presidenciales, con el segundo pasaron a la siguiente mesa y así hasta el postre".  La comida duró "cinco horas". 

      
             
      

UN CARTEL AMBIGUO

Luego está la señora que entendió mal el cartel de 'por favor, arreglen la habitación'. "Tenía cierta edad e iba sola. Por la mañana,  la gobernante se encontró la habitación con todo organizado," y así durante varios días hasta que le preguntaron si no utilizaba la habitación a lo que ella respondió que había visto en la puerta el cartel de 'por favor, arregle la habitación', y que por tanto, ella, que era muy obediente, la arreglaba. 

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Hotel

SIN LSD

Otra clienta pidió que su habitación tuviera LSD a lo que el hotel cortesmente le respondió que no tenía esa clase de medicamentos.  Indignada por cómo podía suceder algo así en pleno siglo XXI, les replicó:  ¿y cómo me voy a conectar yo entonces a internet? Obviamente  se refería al  ADSL.

le acostaron un muerto

En el restaurante de un hotel de París unos camareros se encontraron cerca de la hora de cierre con un "hombre tranquilamente quieto y sentado" en una de las mesas. Cuando le pusieron la mano encima, "se cayó". Resulta que "le había dado un infarto fulminante".

      
             
      

El miedo a que nadie viera que había muerto en el mismo hotel, llevó a los trabajadores a trasladarlo  a su habitación. El problema fue que a la media hora "bajó una señora por las escaleras gritando, que había un muerto en su habitación". Con las prisas, los trabajadores "se habían equivocado y  habían metido el cuerpo en un cuarto al lado donde vivía una señora". "Se quitaron el muerto de encima y lo pusieron a la pobre señora", bromea José.  

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Hotel

no podía faltar el fantasma

En los hoteles también hay espacio para las experiencias paranormales. "Un actor bastante famoso que suele parar por Málaga, se había hospedado en un hotel de la ciudad donde había oído que pasaban cosas paranormales. Al acostarse notó un ruido en la habitación y llamó corriendo a la recepción, diciendo que había un fantasma". 

Al subir comprobaron que no había nada y le dijeron que habría sido el cliente de la habitación contigua, que habrá hecho algún ruido. Pero el hombre decía que no se acostaba porque se había enterado de que  donde estaba ese hotel  había habido un cementerio".

      

El hombre acabó pidiendo un cambio inmediato de hotel. 

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