Las 10.000 personas que pasan el confinamiento en chabolas

Cáritas Diocesana de Almería cuenta la situación de los inmigrantes durante el tiempo de confinamiento

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Redacción Fin de Semana

Publicado el - Actualizado

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¿Cómo están pasando este confinamiento los grandes olvidados? Los inmigrantes, y, concretamente, en la provincia de Almería, los que trabajan bajo los plásticos de los grandes invernaderos agrícolas. Las condiciones de vida de los temporeros normalmente son precarias, en cortijos aledaños a las zonas de invernaderos, donde se hacinan muchas personas y puede suponer un foco de contagios muy grande.

Cáritas Diocesana está al pie del cañón, ocupándose de todas estas personas que les falta lo básico para vivir, aún más para protegerse del virus, y que están trabajando para hacer un acompañamiento que, a estas alturas, es impagable.

Almudena Puertas, técnico de Cáritas Almería está allí. “Estamos hablando que, en zonas de Poniente, puede haber unas 5.000 personas viviendo en una situación de infra vivienda. En zonas de levante serían mínimo 3.000 personas. En total casi 10.000 personas”.

Para acceder a un tipo de vivienda, comenta Almudena Puertas, “es que, en un principio, dado el trabajo que desarrollan en un invernadero, empiezan a quedarse en alojamientos cercanos, por la cercanía, porque muchas personas no tienen la documentación y evitan los controles, personas que sí tienen esos documentos, con familia y con un contrato, nos alarma porque se siguen quedando, porque no tienen acceso a una vivienda digna”.

Son edificios semi-derruidos o complejos abandonados, casi zonas de chabolas, muchas veces sin agua y sin luz, “estructuras que no tienen los suministros básicos, estructuras con hacinamiento, estructuras de madera y de plástico, unas durísimas condiciones que impiden que la vivienda sea digna” comenta la técnico de Cáritas.

En este momento ellos siguen trabajando, y sostiene Almudena Puertas que “la cadena de producción sigue activa, pero hay muchas personas que, al no tener el trabajo de manera regulada, no pueden justificar que vienen a trabajar o a buscar trabajo, porque están confinadas en casa. No están documentadas porque hay muchos agricultores que, si lo harían, pero por la ley de extranjería, ellos deberían estar tres años y presentar este dato como tiempo de residencia en España” apunta Cáritas. “Una vez ya que consiguen la documentación ya si tiene el contrato”.

En estos asentamientos, Cáritas se encarga de repartir bienes de primera necesidad y alimentos, y pueden contar lo que se encuentran cada vez que van. “Nos encontramos desde hombres que están recién llegados, todos del continente africano, en busca de un futuro mejor, y se encuentran con esta situación. Pero además nos encontramos a madres solteras, mujeres entre los veintipocos y los cuarenta, que se encuentran solas en esta situación. Pero también familias que llevan 10 o 15 años en España, con su situación regularizada y con contratos de trabajo”.

Almería es de las provincias que menos coronavirus tienen, pero aun así “tienen que obedecer en el confinamiento en estas casas en unas condiciones deplorables”.

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