La madre de Cristina: “Hija, tu parto fue el peor, naciste con mucho peso, parecías de tres meses”
Ingeborg Schlichting vuelve a Fin de Semana, esta vez para celebrar, cómo no, el Día de la Madre, y lo hace recordando cómo es dar a luz y agradeciendo estar en familia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Día de la Madre no iba a faltar en Fin de Semana con Cristina, sobre todo teniendo en cuenta que la mismísima madre de la presentadora es colaboradora habitual. Y así ha sido porque Ingeborg ha estado puntual en el programa: “Me encanta ser madre y abuela, con esta familia tan numerosa hago de todo”.
Cristina ha decidido hacerle una entrevista a su madre con motivo de este día tan especial: “Es más fácil ser abuela que madre porque no es la misma responsabilidad, a tus hijos ya les has criado y con los nietos la responsabilidad es de los padres”. “La alegría es la misma cuando nacen los nietos que cuando nacen los hijos, pero con los nietos la relación es distinta, más cariñosa e íntima, al menos yo. Mis nietos son especiales, tengo mucho contacto con ellos y me hablan de sus problemas, quizás más que los hijos, tengo mucha confianza con ellos”, asegura Ingeborg.
Sobre el parto de Cristina, “fue el peor, naciste con mucho peso”, dice la madre mientras su hija se ríe, “fuiste bastante grande, parecía que tenías tres meses. Estabas guapísima pero grande, grande, grande, fue un parto con fórceps porque en aquella época no se hacían tantas cesáreas, fue un parto difícil y largo, creo que estuve con dolores casi todo el día. Los primerizos siempre dan un poco más”.
“Estuve muy bien acompañada porque, aunque no estuvo mi madre en España, tu abuela estaba a mi lado todo el rato”, cuenta Ingeborg, que sorprende a Cristina al recordar que “quien no estaba era tu padre, se incorporaba justo ese día en el ejército, en la mili. En un principio se libraba por ser hijo único pero luego algo se sacaron de la manga y no pudo librarse, se incorporó al día siguiente de nacer tú. Estaba trabajando y estudiando, y a la vez la mili, todo junto”.
Los hospitales españoles, para Ingeborg, “inspiraban confianza” ya que el ginecólogo que te atendía “era el mismo que te había acompañado todo el embarazo, estabas muy cuidada”. Una vez dada a luz su madre recuerda que “erais muy distintas de los niños españoles, se os diferenciaba perfectamente, más grandes sin duda, y ninguna tenía pelo”.
Recordando los regalos del Día de la Madre, las cestas con pinzas, “espantosas”, afirma sin cortarse Ingeborg: “Me hacían mucha gracia porque tenían su encanto al ser hechas por niños, pero francamente eras espantosas, era muy difícil colocarlas y que no quedasen mal. A veces hacíais una cosas, con las monjitas, que daban pena”.
“La familia lo es todo, te acompaña toda la vida y es esencial, lo noto mucho en la vejez, pero estoy muy bien acompañada y agradecida por ello”, termina Ingeborg.