La madre de Cristina: “Mi padre ‘mató’ a mi muñeca favorita, se sentó encima y la destrozó”

Ingeborg Schlichting vuelve a Fin de Semana con Cristina para hablar de los juguetes que usaba ella en la infancia y cómo jugaban en la calle

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La madre de Cristina, fiel a su cita en Fin de Semana, vuelve a deleitar a los oyentes con sus memorias, historias y chascarrillos. Y claro, como era de esperar, explica que “los juguetes eran más sencillos, no existía apenas el mecánico. Algún cochecito pero eran mucho más sencillos, muchas veces fabricados por los mismos padres. Y nos hacíamos vestidos con trapos”.

Los juguetes eran más sencillos y también más escasos ya que, como detalla Ingeborg, “en Navidad la fabricación de juguetes estaba prácticamente parada porque Alemania estaba bombardeada, me daban de segunda mano”, y entonces llega el recuerdo más memorable: “He tenido en toda mi vida solo una muñeca de la casa de la tortuga y todas las navidades le ponía un vestido nuevo y la ponía bajo el árbol. Existió casi 15 años pero mi padre se sentó encima y la aplastó las piernas, fue una desgracia muy grande. Y todos teníamos un Teddy, un oso, se estiraba muchísimo y aún se hacen, son preciosos”.

También jugaban en la calle, niños y niñas juntos: “Era muy parecido a cómo era en España, solo que en Alemania la calle era nuestra. Estaba recién asfaltada y nos dedicábamos a hacer pinturas en ellas, nos tumbábamos y cuando venía un coche nos avisábamos para que no nos atropellase. Y luego cuando nevaba no hacían falta juguetes, teníamos el trineo y los patines”.

Como recuerda, chicos y chicas jugaban juntos, “no tenían juegos específicos, no existía el juguete sexista, jugábamos todos juntos”, así que la huelga de Alberto Garzón allí tendría poco sentido. “Teníamos trompos y peonzas, sobre todo muchísima peonza, yo era experta en ella. Y saltábamos mucho a la comba. El diábolo lo he usado poco pero debe ser antiquísimo porque mi madre ya lo jugaba, nació en 1894 y lo conocía. Yo no lo he tenido porque en la guerra no lo fabricarían o en esa época se jugaba menos, quizás por las modas”.