La madre de Cristina: “En los 60 una mujer se bañaba en la playa con bañador y falda para no mostrar mucho”

Ingeborg Schlichting regresa a Fin de Semana para hablar de las costumbres de los españoles cuando iban a bañarse al mar en la década de los 50 y posteriores

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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¿Cómo veía esos viajes a la playa Ingeborg cuando llegó a España? Se lo cuenta a su hija Cristina en Fin de Semana: “Entonces no se viajaba tanto, era más complicado, los coches corrían menos, los trenes también y las carreteras eran peores pero al final se llegaba, aunque fuera en el tren botijo, que iba a Alicante desde Madrid en jornada completa”. Ah, y hacía calor, por supuesto: “Calor siempre ha hecho, cuando dicen ‘calor sahariano’ me río, los de entonces eran espantosos. Cuando éramos jóvenes no nos enterábamos de todo, pero hacía calor. Y no había neveras en casa. Íbamos en carro, cogías lo que podías y lo ponías en un cubo con hielo”.

Vale, entonces llegamos a la playa y las modas eran distintas, tanto que Ingeborg recuerda un caso: “Había de todo. Siempre cuento que una señora que conocí por el año 62 contaba que su marido no le dejaba ponerse en bañador y se bañaba con una falda encima porque decía que no se le podían ver los muslos”. En su país de origen “ya había bañadores de dos piezas, de lana, y picaban muchísimo. Los de los hombres igual, a veces arriba tenían un cinturón. Y se mojaban y pesaban porque la lana chupaba el agua. Debíamos parecer unos fantasmas y no nos dábamos cuenta porque no había otra cosa”.

En Benidorm, recuerda la madre de Cristina, “en esa época la gente ya empezaba a levar bañadores de cuerpo entero, muy bonitos, de una pieza. Lo importante era estar tapado, con qué era lo de menos”. Y los hoteles eran “pequeños, pensiones. Eran limpios, muy limpios, cosa que en Francia e Italia no pasaba en aquella época. Pero la instalación de los baños fallaba mucho, caía solo agua fría o caliente”, termina.